viernes, 11 de marzo de 2011

De la Diputadasauria Rex

Habita en el Parlamento de Galicia una diputada que merece toda nuestra atención, científicamente hablando. La solidez de sus argumentos, la perfecta ilación de sus razonamientos, la clarividencia de su lógica y, sobre todo, su algodonal concepción de la libertad, tan absoluta y respetuosa que sería capaz de abrirle la cabeza con su hacha de sílex a quien se resistiera a comprenderla, provoca en quien la escucha un esponjamiento de los ojos en lágrimas de almíbar mientras nuestros oídos, ante la dulzura de su elegancia dialéctica, supuran ámbar. Esta diputada encarna en la nebulosa de su magnificencia versallesca todo aquello a cuanto una mujer puede aspirar, es la culminación del sueño femenino, la abanderada de un nuevo amanecer para la feminidad, la mesías esperada, la esperanza de todo un país…

No se comprenden por tanto las críticas que está recibiendo esta diputada por llamar fascista, nazi o evocar a Primo de Rivera ante otras diputadas ya que, si nos fijamos en la manera que tiene de comportarse nuestra protagonista, tales adjetivos no pueden ser considerados ni empleados como insultos, sería un contrasentido. Tampoco nos gusta ver que quienes visitan el Parlamento le lancen cacahuetes desde lejos, ni que las mujeres embarazadas se escondan o finjan que en realidad están herniadas cuando ella está cerca, todo eso es injusto. Si a alguien no le gustan sus palabras ni su comportamiento, que haga el esfuerzo de colocarse en su piel y comprenderá que, si al acabar la jornada parlamentaria también usted tuviera que salir a cazar mamuts, encender fuego frotando palitos o soportar que le arrastren del pelo para cortejarla, no tendría la mente para grandes sutilezas. Hágase usted cargo, caballero…

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿De quién hablas, malandrín?

Anónimo dijo...

Aaaah, la Pontón!!!!

Anónimo dijo...

OH! y a quién llamó fascista y nazi la Pontón?

Anónimo dijo...

Amigo LyB las aspiraciones de la mujer no creo que usted las conozca por como expresa su texto.Le diré que en cierta ocasión la novelista canadiense Margaret Atwood le preguntó a un amigo por qué los hombres sentían miedo de las mujeres.Él contestó:"Tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos". Entonces ella preguntó a un grupo de mujeres por qué sentían miedo de los hombres. Ellas respondieron:"Tenemos miedo de que nos maten". Las mujeres no aspiran a que las sigan tirando del pelo para cortejarlas amigo. Hágase una idea de a lo que aspira la mujer, caballero...Saludos.

LyB dijo...

No tengo nada en contra de las noveslistas canadienses en general, pero comprenderá que la opinión de un hombre consultado frente a los tres mil quinientos millones que hay en el planeta, haya quien lo considere, al menos estadísticamente, mejorable. En cualquier caso, al no tener que preocuparme en vender novelas, he de limitarme en mi modestia a ver lo que veo en mi abundante experiencia cotidiana, según la cual hombre y mujeres aspiran en realidad a lo mismo (salvo casos patológicos, claro).
Un saludo, caballero.

Anónimo dijo...

Esacto, usted lo ha dicho amigo LyB, aspiran a lo mismo, solamente se ha dejado un pequeño detalle sin importancia, y es que las mujeres empezaron hace relativamente poco tiempo.Gracias a grandes mujeres luchadoras de los derechos humanos la mujer va ocupando su espacio en las funciones de la vida laboral, aunque esta es bastante precaria, se la dan aquellos trabajos que el hombre rechaza por poco varoniles o por que este asciende a cargos de poder más importantes, hay que seguir paso a paso hasta conseguir mejorar esta precariedad. Las nuevas aspiraciones profesionales le han sido vedadas a las mujeres por los hombres durante generaciones enteras,(no se olvide usted de la dictadura franquista española, por poner un ejemplo bastante reciente) por lo que no estaría demás que ahora se las apoyase un poquito más en ellas. La realidad cotidiana demuestra que las mujeres siguen teniendo trabas profesionales por parte de los varones, que son los que ocupan en su mayoría los poderes políticos y legales supremos (eso si que es una patología de las fuertes y muy mala de sanear). Por qué los hombres temen tanto que las mujeres ocupen cargos supremos, de estado como presidir un país etc. (España en este caso nunca ha sido gobernada por una mujer). Claro que teniendo en cuenta lo tarde que se la ha permitido acceder a las universidades ( en las grandes urbes que en lo rural ni le cuento) y los traspies que se la han puesto por parte del PATRIARCADO a conseguir sus objetivos profesionales ( a no ser algunas previlegiadas,de lo cual me alegro) ya que a la mujer se la exige demostrar su valía mucho más perfeccionada que al hombre en el mismo puesto de trabajo . Es así aun en la actualidad y, las mujeres se preguntan: "por qué, de que tienen miedo los hombres del siglo XXI?. Dígamelo usted amigo, si es que lo sabe. Saludos cordiales.

LyB dijo...

No, no lo sé (ni siquiera sabía que tuviera miedo), pero intuyo que usted sí lo sabe y le felicito por ello. Créame, si alguna vez me pica la curiosidad por saberlo acudiré a preguntárselo.
Hasta entonces, un saludo.

Ernesto dijo...

Acá en Venezuela tenemos diputados, concejales, ministros y pare de contar que son tan iguales o peores.

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