viernes, 2 de septiembre de 2016

Luis Villares, la próxima víctima de Martiño Noriega


Por Lupe Castiñeiras

Luis Villares representa a la perfección todo lo que la ‘nueva política’ aporta al escenario actual: nada. Y es que, en esencia, no es más que el enésimo engendro político de Martiño, como sus
concejales compostelanos pero ahora cara a la Xunta, una persona que responde a lo que el alcalde entiende por compañero, una cosa que se usa y luego se tira. Villares es, a sus ojos, el resultado del frenazo electoral que sufrió Podemos-En Marea, tras las últimas tres elecciones, incluida la municipal. Alguien de compromiso que debe llevarse todas las tortas  en un panorama donde el principal objetivo, ganar unos comicios, parece inalcanzable a día de hoy, y conjugada esta realidad con la necesidad de salvar los platos en las autonómicas, hace necesario encontrar a alguien, a un chivo al que sacrificar. Y entonces se acordaron de Luis Villares.

Y Luis, el dicho, poco más tiene que hacer. Le llevan, le traen, le sientan o lo tumban y le hacen repetir esa versión lírica de la política apocalíptica de frases lacrimógenas que nos hablan de mayorías sociales, instituciones secuestradas, injusticias, de la gente y, en fin, las mismas hermosuras que ya nos dijeran antes los alcaldes rebeldes y que pasado algo más de un año sabemos que son mentira. Pero él, Villares, las sigue repitiendo. Le han dicho que lo haga y él lo hace. Como todo.
Pero, se preguntarán, ¿tan simplón es este hombre? Que haya creído a Martiño puede darnos una pista sobre el tema, pero también el hecho de que admitiera presentarse a unas primarias como cabeza de cartel como único candidato, y luego celebrar la victoria como un triunfo de la democracia. O puede ayudarnos a pensarlo el otro hecho de estar al frente de un partido que, como tal,  es el resultado de una decisión tomada por un señor de Madrid tras revocar por las bravas la voluntad de las bases, en referencia a Podemos. Si estas circunstancias a Villares no le importan lo más mínimo, pues ya podemos hacernos una idea de qué tiene, o no, en la cabeza.

Así que lo mandan presentarse a él para evitar que personajes como Noriega o Beiras sufran algún tipo de desgaste, que ya les llegará la hora de redimir al mundo cuando las elecciones estén ganadas, nunca antes, que no se vean en la tesitura de verse al frente de una responsabilidad como el gobierno de Santiago, que no solo le aburre y le distrae de su destino mesiánico, sino que le obliga a hablar, negociar y llegar a acuerdos con los infieles.


Pues buena suerte, Luis Villares, por el bien de Galicia. Buena suerte para el candidato de noble nombre de bandolero, por el bien de todos. Buena suerte en el papel de títere a él y a su lista de falangistas, putas cojas y demás ralea capaz de hacer lo que hace cuando creen que nadie ve lo que chatean, el desprecio por su pueblo. Buena suerte Luis Villares, que ignoras el itinerario caníbal de los de puñalada trasera del que te ha puesto ahí, tú por lo menos puedes disfrutar de una excedencia….


Lupe Castiñeiras: lampreasyboquerones@gmail.com



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