Por Picheleira
Sí en vano se deja caer, como también quiere la cosa, que la intencionalidad de los fuegos que cercan Santiago tienen un propósito inconfesable: erosionar la autoridad moral del Amado Líder, Noriega Sánchez.
Sí en vano, decíamos, hay quien ve una manopla negra en todo este asunto, y nada mejor para atajar el incendio que poner en valor el monte ya que, dicen desde alcaldía, la Xunta solo se dedica a
El Concello niega que sea incapaz de hacer frente a los incendios, y recuerda que quemar el monte es una tradición gallega muy arraigada hacia la que siente un profundo respeto, siempre en un marco convivencial de conformidad con el parecer de los vecinos y las vecinas, colectivos y colectivas ciudadanas, agentes sociales, Suso de Toro y demás implicados.
Así es, una tradición que manifiesta la graciosísima singularidad de la idisosincracia de los hijos de Breogán, que deben ser los nietos de Beirás, una tradición que aunque no se comparta debe respetarse.
Porque donde hay fuego, siempre quedarán rescoldos. O como dijo Feijóo tras visitar una zona arrasada por las llamas: "Solo sé que no había nieve". Acabáramos...
El Concello destaca en rueda de prensa que desde que accedió al gobierno los incendios son más democráticos, plurales y abiertos, ahora hay fuegos para todos y no "solo para unos pocos".
Fuego y humo. Del que se vende....
Picheleira: lampreasyboquerones@gmail.com
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