Éranse una vez.....mil

Éranse una vez mil. 

Fue, lo recordamos, aquella mañana a altas horas de la noche, cuando decidimos adelantarnos al futuro, fuimos y allí no había nadie todavía, y por eso volvimos. Aquí. Ese fue el primero. Después, mil más, de mil manos, de diez mil ojos y cien mil brazos y un corazón único que nunca ha de dejado de taquicardiar. Y fue en Santiago, la ciudad a la que el tiempo rodea para no entrar en ella, por respeto al futuro que es su pasado. Fue en Santiago, primero, y en Compostela casi al mismo tiempo, solo un poco después, justo antes de serlo. Y así fueron dos, y después mil. Y mil por mil lectores, tantos que resulta impossible olvidar a ninguno. La ciudad escrita en esta página en blanco sobre  negro de esa primera noche de la que surgieron todas las demás, aquel anochecer que quedó para siempre quieto en el horizonte. Mil más después. La historia tan última que la tinta se sonroja al mirarla, tímida y procaz, y las imágenes aún se mueven buscando su lugar en algún rincón del alma. Tantos dedos que han pasado por estas páginas, tantos iris, tantas risas y enfados que con todos ellos podría escibrise el título de cualquier libro de mil páginas en verde. Y así van tres, las tres primeras antes de llegar a mil, como las gotas de cada lluvia que se sabe cuando comienza pero nunca por qué acaba, que es la cuarta camino de las mil. 

Todo empezó una noche a plena luz del día.

Y ese día no ha acabado.