Por O.P.
Acerca de los icebergs poco
sabemos más allá de que tienen punta. Pero grandes o pequeños, no hay iceberg
que no sea peligroso, un iceberg siempre será un iceberg aunque no lo veamos,
se es no se es de igual modo que se está o no embarazado o se es o no corrupto,
nadie lo es solo un poco. Salvo en Santiago, donde existe la ‘corrupción de baja intensidad’, en
palabras del ex alcalde Sánchez Bugallo, quien a propósito de la Pokémon ha
declarado que durante su mandato no tiene constancia de ciertos comportamientos
“…al menos a nivel grave….”
Lo que excluye tanto los muy
graves como los leves, levedad que no tiene reparo en calificar, según su
propia doctrina, de ‘errores’.
¿Fue un error el convenio firmado
por su gobierno con Layetana a propósito de la Finca do Espiño? La paralización
existente no muestra un comportamiento ejemplar y, de hecho, ha sido presentada
una querella contra él por tal motivo.
La presencia de este proyecto,
Espiño, en el entramado de intereses municipales, entonces y tras la llegada de
los populares al Concello, parece la piedra de toque de los vaivenes políticos
vividos en los dos últimos años. Así se desprende de las conversaciones
obtenidas en la investigación de la Pokémon cuando se afirma en una de ellas
que
“…todo esto va por el tema del pago del Espiño….”
“…¿De qué estamos hablando?...” “…de
la Finca do Espiño…” “…Bueno, ahí hay
una cuestión que es clave, que como alguien se dé cuenta flipa…”
¿Qué es ‘todo lo que va’ por el
tema del pago? La salida de Conde Roa tras su imputación fiscal lo deja bien
claro, que non habrá tal pago si quien le suceda no sigue adelante con el
proyecto. No en vano, muy poco tiempo después el Concello anuló el convenio con
Layetana despejando la posibilidad de que el nada claro asunto de su
continuidad acabara en los tribunales por falta de un acuerdo que se suponía ya
cerrado desde hacía años. No queda claro la razón por la que Conde Roa hace saltar
la banca, o el banquillo del convenio inmobiliario, acaso porque su nueva
situación procesal le impide participar, acaso, por venganza, acaso por falta
de apoyo en la dirección regional. Lo único cierto es que decide que el acuerdo
se revoque y para ello necesita que su gestión siga en manos de afines en el
Concello. De hecho se niega a dimitir hasta asegurar la presencia de Ángel
Currás al frente, por delante de una Reyes Leis muy volátil y de una siempre imprevisible
María Pardo. Así lo hace doblegando la presión proveniente del propio Núñez
Feijóo, que es acusado de débil aunque, según el sumario
“…de entrada vamos a imputar a
tres concejales de Santiago, eso ya de entrada y después veremos a ver si él no
va imputado también (…) y el presidente ya se puede poner las pilas porque va a
tener un problema serio eh, con independencia de sus fotos, que esa es otra…”
Conde Roa ya no era nada en política,
nada valía, y sin embargo fue capaz de salirse con la suya en el tema de la
sucesión. ¿Qué carta acababa de poner sobre la mesa, qué información fue su último
cartucho capaz de someter la voluntad de Feijóo, a la propia lógica y a la
práctica totalidad de su partido? O no hay Espiño, o esto salta por los aires.
No hubo Espiño, pero sí muchos
perjudicados que inmediatamente se pusieron en marcha: había que derribar el
gobierno municipal y volver a la situación anterior a cualquier precio
“…hay fotos ya hace un año (…) van a perder, van a perder, no van a
perder la alcaldía que esto es lo de menos, van a perder la Xunta…”
Hacer estallar el Concello y, si fuese
preciso, la propia Xunta…
¿Cómo es posible, quién tiene
capacidad para ello? ¿Qué apoyos o silencios se necesitan?
(Continuará…)
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