Por Lupe Castiñeiras
Reyes Leis es pequeña,
peluda, suave; tan blanda por fuera, que se diría toda de algodón, que no lleva
huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos
de cristal negro. La dejo suelta y se va al prado y acaricia tibiamente,
rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... La llamo
dulcemente: ¿Reyes…?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se
ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
*
Tres años, y entre medio el fin del mundo maya, ha tardado
el Concello de Santiago en recuperar su Conde Roa, claro. ¡Tres años han
sido necesarios para que la ciudad siga sin funcionar como es debido! Pero ahora
que los colectores han vuelto a su cauce, sinceramente, echamos de menos esos
tiempos de lucha en el barro porque ni el circo de las primarias socialistas,
con sus enanitos atrebolados, han conseguido hacernos olvidar esos años tan
excitantes como morbosos. Tres años para volver de nuevo al hastío.
anormalidad. Ya no nos acostamos al alba con noticias de imputados, detenciones, registros, pinchadiscos telefónicos, bolsos regalados a alcaldesas interruptus, juicios y packs de dimisiones. Y
anormalidad. Ya no nos acostamos al alba con noticias de imputados, detenciones, registros, pinchadiscos telefónicos, bolsos regalados a alcaldesas interruptus, juicios y packs de dimisiones. Y
Pasado este tiempo, sin embargo, dos cosas han sobrevivido a
la hecatombe, la grúa y Reyes Leis, con permiso de Ruubén Cela. De lo primero ya se sabe, de la segunda solo
conocemos que debe ser cosa de magia, un hechizo, un meigallo político o, dicho
con propiedad, cualquiera sabe. El enigma de Raxoi sigue en el puesto que la
vio teñirse, como si todo cuanto ha ocurrido no fuese con ella. Ha visto pasar
a compañeros y oponentes políticos como en un besamanos, hola y adiós, cada día
compañeros nuevos de sillón como si de un autobús se tratara. Algo debe tener
semejante farallón en la galerna popular, inasequible al aliento,
inquebrantable a los seísmos mediáticos. Para unos, ejemplo de cordura y saber
estar, para otros sencillamente porque es una gafe. ¿Cómo no recordarla, cómo
no imaginarla cuando ella sola, viaje
tras viaje, hizo rentable el nuevo Lavacolla, cuando nos hizo ver que las
torres de la catedral estaban mal colocadas si se miraban a través de una copa
de ginebra? No, algo tiene esa mujer que infunde temor al propio miedo, algo
que la protege del sentido común.
¿Es realmente gafe Reyes Leis como dicen sus detractores?
Difícil es saberlo sin arriesgarnos a tentar la superstición de los cálculos
irracionales porque Reyes, habela haina. No están por la labor de acabar con
ella, que no es lo mismo una puñalada por la espalda que clavarle estoque en el
corazón, y hay quien prefiere mantenerla más como cabeza de ajo que de turco.
De ahí la trascendencia de su futuro político en Santiago, que siendo una de
las ‘chicas Conderoa’ nadie se atreva a romper el espejo en el que se mira por
aquello de los siete años y un día de mala suerte, que habría que echarle un
vistazo a lo del mal de ojo.
No por superstición, sino por si acaso. Claro….
Lupe Castiñeiras: lampreasyboquerones@gmail.com
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