Publicado en SANTIAGOSIETE el 30 de Noviembre de 2007
En el universo de la judicatura, los jueces estrellas suelen estar en la luna. O vienen a Santiago. Es lo que algunos llaman el Complejo de Polilla, ese revolotear incansable donde haya una luz de flash. Por eso a más de uno no le extrañó la presencia del juez Garzón en la jura de nuevos letrados en el Colegio de Abogados de Santiago, aunque lo hiciera para dar consejos, dicen, e incluso hay quien va comentando que cobró por ello, pero eso es solo un recurso de queja. Una visita fugaz del fénix, con “x” de míster, de las togas, una de las más populares en platós y librerías que hubo de volverse raudo para poder ver amanecer un día más. La fama de Garzón, curiosamente, le llega por temas ajenos a la profesión de juzgador y por este motivo se ha dicho que sus lecciones magistrales suelen ser más bien chascarrillos de magistrado, y es que no basta con estudiar derecho para ser recto, que sus instrucciones se asemejan más bien a las de un electrodoméstico, o eso se dice. No parece saludable que un juez pase más tiempo firmando entrevistas que sentencias, porque los dislates acaban creando jurisprudencia.
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Y ya en otra constelación, el juez Gómez Bermúdez ha aparecido retratado en el libro que ha cometido su segunda esposa, armando un cierto revuelo ante lo que parecen unos cotilleos propios de peluquería de señoras, con perdón. Entendemos ahora mejor, a propósito de este libro, qué quería decir aquello de ‘pasar página’ sobre el atentado de Madrid. Del juicio que tantas editoriales de periódicos ocupó, se ocupa ahora una editorial muy lúcida y nadie piensa que al magistrado se le pueda caer el pelo por esta publicación “more uxorio”. Qué sencillo parece pasar del secreto del sumario al secreto de alcoba para hacer la puñeta, porque no es cuestión de separación de bienes, sino de poderes, y es que la sentencia en cuestión ha sido recurrida. En poco tiempo hemos pasado de ver la retransmisión televisada del juicio del 11-M a un nuevo capítulo de ‘Escenas de Matrimonio’ por medio de un otrosí digo inapelable. O, como han dicho otros, “Beni, vidi, vinci”.
José María Sánchez Reverte
En el universo de la judicatura, los jueces estrellas suelen estar en la luna. O vienen a Santiago. Es lo que algunos llaman el Complejo de Polilla, ese revolotear incansable donde haya una luz de flash. Por eso a más de uno no le extrañó la presencia del juez Garzón en la jura de nuevos letrados en el Colegio de Abogados de Santiago, aunque lo hiciera para dar consejos, dicen, e incluso hay quien va comentando que cobró por ello, pero eso es solo un recurso de queja. Una visita fugaz del fénix, con “x” de míster, de las togas, una de las más populares en platós y librerías que hubo de volverse raudo para poder ver amanecer un día más. La fama de Garzón, curiosamente, le llega por temas ajenos a la profesión de juzgador y por este motivo se ha dicho que sus lecciones magistrales suelen ser más bien chascarrillos de magistrado, y es que no basta con estudiar derecho para ser recto, que sus instrucciones se asemejan más bien a las de un electrodoméstico, o eso se dice. No parece saludable que un juez pase más tiempo firmando entrevistas que sentencias, porque los dislates acaban creando jurisprudencia.
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Y ya en otra constelación, el juez Gómez Bermúdez ha aparecido retratado en el libro que ha cometido su segunda esposa, armando un cierto revuelo ante lo que parecen unos cotilleos propios de peluquería de señoras, con perdón. Entendemos ahora mejor, a propósito de este libro, qué quería decir aquello de ‘pasar página’ sobre el atentado de Madrid. Del juicio que tantas editoriales de periódicos ocupó, se ocupa ahora una editorial muy lúcida y nadie piensa que al magistrado se le pueda caer el pelo por esta publicación “more uxorio”. Qué sencillo parece pasar del secreto del sumario al secreto de alcoba para hacer la puñeta, porque no es cuestión de separación de bienes, sino de poderes, y es que la sentencia en cuestión ha sido recurrida. En poco tiempo hemos pasado de ver la retransmisión televisada del juicio del 11-M a un nuevo capítulo de ‘Escenas de Matrimonio’ por medio de un otrosí digo inapelable. O, como han dicho otros, “Beni, vidi, vinci”.
José María Sánchez Reverte
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