Publicado en SANTIAGOSIETE el 14 de Marzo de 2008
El señor D´Hont, el de la ley electoral, era en el fondo un cachondo, como el Chikichiki pero por circunscripciones. Sin embargo, lo que no nos explica este sistema de asignación de escaños es cómo un partido puede obtener más votos para en el Congreso que en el Senado. Cualquiera que haya votado al Senado habrá visto la diferencia entre ejercer el derecho a votar y la dificultad de llevarlo a la práctica en el caso de los senadores, una tarea propia de clase de manualidades.
La lógica electoral dice que quien gane en diputados debe hacerlo también en senadores, pero no. O hay personas que solo votan al Congreso. O solo lo hacen al Senado. O incluso haya que quieren a diputados de un partido y senadores de otro. Tampoco faltan quienes creen que lo que se producen son errores en los recuentos, pero esta posibilidad mejor ni plantearla, que las actas electorales las carga el diablo. Lo más probable sea que existe una explicación estadística para ello.
Hay quien cuenta que el otro día acudió un sujeto al Diario de Patricia asegurando que él sabía cómo funcionaba y para qué servía el Senado. Pero resultó ser un montaje.
José María Sánchez Reverte
El señor D´Hont, el de la ley electoral, era en el fondo un cachondo, como el Chikichiki pero por circunscripciones. Sin embargo, lo que no nos explica este sistema de asignación de escaños es cómo un partido puede obtener más votos para en el Congreso que en el Senado. Cualquiera que haya votado al Senado habrá visto la diferencia entre ejercer el derecho a votar y la dificultad de llevarlo a la práctica en el caso de los senadores, una tarea propia de clase de manualidades.
La lógica electoral dice que quien gane en diputados debe hacerlo también en senadores, pero no. O hay personas que solo votan al Congreso. O solo lo hacen al Senado. O incluso haya que quieren a diputados de un partido y senadores de otro. Tampoco faltan quienes creen que lo que se producen son errores en los recuentos, pero esta posibilidad mejor ni plantearla, que las actas electorales las carga el diablo. Lo más probable sea que existe una explicación estadística para ello.
Hay quien cuenta que el otro día acudió un sujeto al Diario de Patricia asegurando que él sabía cómo funcionaba y para qué servía el Senado. Pero resultó ser un montaje.
José María Sánchez Reverte
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