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Uno de los problemas de las comunidades bilingües como Galicia es que el bilingüismo se convierta en un tercer idioma. Esto, con ser lingüísticamente una aberración, en la calle presenta situaciones a veces divertidas. Es lo que está ocurriendo con el eslogan con que el PSdG presenta la candidatura de Touriño a la Xunta, ese O Presidente que cualquiera, si nos viene en gana, podemos leer como Cero Presidente y nos quedamos en la gloria.
Pero la cosa no es para tomársela a broma ya que se da por hecho que ese “O” viene a traducirse al castellano como “El”. Pero… ¿y si no fuera así? ¿Y si se tratara de la gamberrada de algún infiltrado entre las filas indias de los socialistas? ¿Y si fuera una confesión íntima del presidente…? Bueno, cosas peores se han dicho, como que se ha gastado cuatro millones en mobiliario y habrá quien se lo crea (al presidente digo)
Alguien debiera advertir a los no avisados y a los señores de Toledo cómo ha de leerse el cartelito de marras para evitar bienentendidos. Para eso vivimos en una sociedad con dos lenguas, para que se empleen las dos y nadie puede pensar que el presidente es un suspenso.
Eso sí, hace gracia imaginar el cartel como si de una llamada de siervo con librea se tratara “señoras y señores, El presidente”. Y en el colmo de lo imaginable, una evocación, una licencia entre municipal y artística, un vocativo (¿sería esto correcto?) grecolatino muy al uso de los empleados en las grandes obras clásicas, como el inicio de un poema épico, como una Iliada celta en la que, en lugar de leer “Oh, hermanos…” (sí lo mismo que la película O Brother!, de cuyo trasunto de trata), debiéramos comenzar diciendo ¡Oh Presidente…!
P.D. Esto no es más que continuación de los alardes de humor con que nos viene agasajando T.Táboas, que ya se ha comentado aquí, y a cuya continuación la animamos, porque será de lo que poco provechoso que nos llevemos de esta campaña electoral aun sumando a los tres candidatos juntos.
Pero la cosa no es para tomársela a broma ya que se da por hecho que ese “O” viene a traducirse al castellano como “El”. Pero… ¿y si no fuera así? ¿Y si se tratara de la gamberrada de algún infiltrado entre las filas indias de los socialistas? ¿Y si fuera una confesión íntima del presidente…? Bueno, cosas peores se han dicho, como que se ha gastado cuatro millones en mobiliario y habrá quien se lo crea (al presidente digo)
Alguien debiera advertir a los no avisados y a los señores de Toledo cómo ha de leerse el cartelito de marras para evitar bienentendidos. Para eso vivimos en una sociedad con dos lenguas, para que se empleen las dos y nadie puede pensar que el presidente es un suspenso.
Eso sí, hace gracia imaginar el cartel como si de una llamada de siervo con librea se tratara “señoras y señores, El presidente”. Y en el colmo de lo imaginable, una evocación, una licencia entre municipal y artística, un vocativo (¿sería esto correcto?) grecolatino muy al uso de los empleados en las grandes obras clásicas, como el inicio de un poema épico, como una Iliada celta en la que, en lugar de leer “Oh, hermanos…” (sí lo mismo que la película O Brother!, de cuyo trasunto de trata), debiéramos comenzar diciendo ¡Oh Presidente…!
P.D. Esto no es más que continuación de los alardes de humor con que nos viene agasajando T.Táboas, que ya se ha comentado aquí, y a cuya continuación la animamos, porque será de lo que poco provechoso que nos llevemos de esta campaña electoral aun sumando a los tres candidatos juntos.
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