Cuando Sánchez Bugallo afirmó recientemente que “el que compra un coche sabe que asume unas responsabilidades” muchos pensaron que se refería al enojoso asunto de los ya famosos Audis envenenados de ida y vuelta. Pero no. En realidad hablaba de la supresión de plazas de aparcamiento en el Campus Sur y por eso matizaba que “no es la administración pública la que tiene que buscar dónde se aparca cada vehículo”.
Uff.
Uno esperaba declaraciones más conciliadoras, como que cediera las plazas reservadas a vehículos oficiales mientras no se usan o soluciones de ese tipo, pero qué va, parece que es más de tirar de bicicleta, como en el Pekín comunista o así. Ojalá que no termine en Fomento míster Bugallo no vaya a decirnos con esa misma lógica que nada de autovías o altas velocidades, que el se va a vivir a una ciudad o quiera visitar a su tía en Belgrado asuma sus responsabilidades, porque no habrá mulos para tanto viaje. Con lo fácil que sería reconocer que no sabe cómo afrontar el problema del aparcamiento con frases clásicas del estilo ‘estamos trabajando en ello’ o incluso ‘vamos a crear una comisión’.
Puede que el regidor tenga más razón que un santo y por eso debiera ir al cielo y dejar su sitio a otros que, aunque no sean tan sabios, al menos sepan darle a la población satisfacción a sus necesidades, por estrambótico que pueda resultar que quienes vienen de otros puntos a trabajar o comer a Santiago puedan aparcar el coche de manera razonable. Puede parecer una barbaridad, pero así ocurre en el resto del mundo y hasta el momento les va bien.
Eso sí, la furibunda reacción de la oposición no se ha hecho esperar y allá donde se encuentren de puente tumbados a la bartola seguro que han fruncido el ceño ante estas declaraciones e incluso los más beligerantes es posible que hayan emitido algún gruñido de desaprobación entre cerveza y chupito.
Uno esperaba declaraciones más conciliadoras, como que cediera las plazas reservadas a vehículos oficiales mientras no se usan o soluciones de ese tipo, pero qué va, parece que es más de tirar de bicicleta, como en el Pekín comunista o así. Ojalá que no termine en Fomento míster Bugallo no vaya a decirnos con esa misma lógica que nada de autovías o altas velocidades, que el se va a vivir a una ciudad o quiera visitar a su tía en Belgrado asuma sus responsabilidades, porque no habrá mulos para tanto viaje. Con lo fácil que sería reconocer que no sabe cómo afrontar el problema del aparcamiento con frases clásicas del estilo ‘estamos trabajando en ello’ o incluso ‘vamos a crear una comisión’.
Puede que el regidor tenga más razón que un santo y por eso debiera ir al cielo y dejar su sitio a otros que, aunque no sean tan sabios, al menos sepan darle a la población satisfacción a sus necesidades, por estrambótico que pueda resultar que quienes vienen de otros puntos a trabajar o comer a Santiago puedan aparcar el coche de manera razonable. Puede parecer una barbaridad, pero así ocurre en el resto del mundo y hasta el momento les va bien.
Eso sí, la furibunda reacción de la oposición no se ha hecho esperar y allá donde se encuentren de puente tumbados a la bartola seguro que han fruncido el ceño ante estas declaraciones e incluso los más beligerantes es posible que hayan emitido algún gruñido de desaprobación entre cerveza y chupito.
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