Era de esperar que tras la feria del tijeretazo a funcionaros y pensionistas, alguno acabase mareando la perdiz en alguna noria, aunque fuese televisiva. Tanto recorte adquisitivo para poder seguir pagando tanto desempleo para tantísimo contrato basura que, inevitablemente, tenía que acabar en huelga de limpieza. Más de uno creyó que comenzaba la campaña electoral de turno y los políticos salían a la calle, pero no, se trata de la huelga de basura con su aroma de reivindicación a la brasa como sacrificio pagano a la solidaridad de quienes, con toda razón, ya que todavía conservan su trabajo quieren seguir disfrutándolo en el mejor entorno social posible. Libres de esa amenaza hay que apoyar la huelga de limpieza, pedir aumentos salariales y mejoras en las condiciones de trabajo, ya está de bien de tener que recogerle los detritus a quienes se pasan el día en la taberna bebiéndose el dinero del paro mientras ellos se manchan las manos con nuestros deshechos, y apoyar esas cacharelas de tan malos humos como un negociador sindical con colitis. Pero parece que las peticiones de los huelguistas van a acabar en la papelera acusados de jugar sucio con la limpieza, tanto que el Concello ha decidido lavarse las manos en el asunto, al menos mientras no entiendan que una cosa es fastidiar la fiesta de algunos patronos y otra amargar las fiestas patronales de todos.
Publicado en SANTIAGOSIETE el 21 de Mayo de 2010
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