El botafumeiro de la catedral de Compostela volverá a ser este domingo de Santiago ese péndulo del reloj que cuelga oscilante del sol desde para marcar la hora de los hombres que aún tienen fe en la fe de los hombres, es el tiempo domeñado que duerme entre sábanas de nubes alimentando con su luz y su lluvia socarrona los rosales de los vientos que nacen en cada rincón, ahí donde nos cobijamos a la sombra de los suspiros cuando aprieta pero ahoga penas y apenados, ciudad soñada como médula que hunde sus raíces en la Europa eterna y brota verde y siempre fértil frutos de piedra y corazones de azabache, espiritualidad de Compostela universal e infinito remedio antaño como hoy de mentes mustias enfermas de estrechura, campo de estrellas segado a ras del cielo que aromatizan cada noche los sueños de toda una humanidad, patrimonio de Santiago, que se empadrona aquí entre líquenes y abrazos, reino de sí misma y camino que conduce a todos los caminos, ciudad radiante e itinerario de las almas será siempre espejo donde los hombres se ven reflejados a sí mismos en el silencio de lo que son, caminos y vidas escritas en tinta de lágrimas, anhelo de quienes dejaron de anhelar para descubrir que
cualquiera que haya vivido en Santiago nuca volverá a ser cualquiera.
Publicado en SANTIAGOSIETE el 23 de Julio de 2010
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