Mientras se ultiman los trámites para nombrar al pulpo Paul como Ministro de Economía (total…), de la victoria roja hemos pasado al negro betún cotidiano sin detenernos siquiera en el gris tormenta vespertina. Visto lo escuchado hay que concluir que la Historia ni es cíclica ni lineal, como tanto se ha discutido, sino rotativa. O periódica, según el medio, que es donde dicen que está la virtud. O sea, la fe, porque cada cual se cree lo que le cuenta el medio que le gusta escuchar porque le cuenta precisamente lo que gusta escuchar como en una pesadilla que se muerde la cola. Así ha ocurrido también en Compostela donde paralelamente al Mundial de fútbol hemos vivido situaciones de amarillismo en portada que han conseguido elevar el termómetro de la noticia hasta que el mercurio alcanzó cotas de surrealismo berlanguiano.
¿Sería imaginable que tras un juicio una de las partes para curarse en salud se atrincherara en el propio juzgado hasta conseguir, no una sentencia, sino poder redactársela él, y no solo no se le expulsa sino que además se le da cama, comida y pedicura mientras se le hace la ola mediática? ¿Pagaría él esa estancia protesta, la atención y el personal obligados a dejar de atender otras prioridades? Cosas así siempre cabrán en una portada morbosa, pero por ganas de meterse en berenjenales. O rosaledas.
¿Sería imaginable que tras un juicio una de las partes para curarse en salud se atrincherara en el propio juzgado hasta conseguir, no una sentencia, sino poder redactársela él, y no solo no se le expulsa sino que además se le da cama, comida y pedicura mientras se le hace la ola mediática? ¿Pagaría él esa estancia protesta, la atención y el personal obligados a dejar de atender otras prioridades? Cosas así siempre cabrán en una portada morbosa, pero por ganas de meterse en berenjenales. O rosaledas.
Publicado en SANTIAGOSIETE el 16 de Julio de 2010
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