Una de las ventajas de ser “jefe” es que la culpa siempre es de los otros. E incluso en el caso flagrante de incompetencia inexcusable, siempre se podrá echar mano de alguna conspiración más o menos cósmica, una depuración por viejas rencillas o lo que la imaginación del supremo sea capaz de recrear desde la nada. Pero reconocer la incapacidad propia, al menos en Galicia, es algo que no se incluye en el concepto “jefe”. Para estos casos están los denominados lavados de cara, una centrifugación de excusas que luego se deja secar al sol pero que el tiempo, en sus caprichosos devenires, no pocas veces acaba encogiendo como si de un jersey malo se tratara.
Es posible que uno de estos lavados de cara sea el anuncio realizado por el Concello de Santiago de suprimir la paga extra de Navidad a su equipo de gobierno, tal vez porque quien lava su imagen primero la lava dos veces, quién sabe. Así lo supimos de la lánguida boca de la concejala del ramo y el racimo, Cecilia Sierra, la concejala melancólica, proclama que hizo con una medio sonrisa tierna y complaciente, como de dar pena. Y todo, se puntualizó después oficialmente, para solidarizarse con los demás funcionarios del Concello. Buena medida, parece ser, y oportuna, pues cualquiera pensaría malicioso que se hizo en cuanto ingresaron en cuenta la paga, también extra, de verano. Atrás queda la congelación de sueldos que aprobó el anterior bigobierno, una criogenización que no se supo después como transcurrió, y atrás quedó igualmente la reducción interruptus de su sueldo que en su día hiciera el anterior alcalde Gerardo El Breve.
Sabido es que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo, por eso hay quien se plantea que puestos a solidarizarse no hubiera sido mejor restituir la paga extra suprimida a los trabajadores y todos tan contentos como solidarizados. Pero no, hay que tener cuidado con esas cosas porque es decir solidarizarse y son capaces de hacerlo con los empleados de Panrico, por decir algo, y todos a la calle. Cuidado con la solidaridad, pensarían, que la carga el diablo.
Pues eso pasó, que los populares se quedan sin su extra de Navidad, dejando en la ciudadanía una mezcolanza de compasión y curiosidad por ver cómo se las apañan únicamente con su sueldazo.
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