Cuando la moda en Santiago tiene, como la buena ropa, etiqueta de garantía
Está claro que
hay mucho de mí en esta página, y también mucho de mi otra mitad, mi fotógrafo,
todos me veis y conocéis a través de sus ojos, sin él no podría sentirme cómoda
delante del objetivo, y sin el que no sería posible este proyecto. Dmoda me
permite realizar a diario un ejercicio de creatividad y compartir mi visión de
la moda y mi forma de ser con quienes me siguen asiduamente. No hace mucho que
me interesa la moda, empecé a disfrutar de ella hace unos años. Yo creo que
para poder ver la moda como algo más que
la capa superficial que nos recubre y configura nuestra apariencia es necesario
gozar de cierta madurez, de una personalidad bien definida que nos permita
aceptarnos tal como somos (físicamente) con nuestras virtudes y defectos. El
blog forma parte de quien soy, refleja una parte importante de mi personalidad
y a la vez soy mucho más que una amante de la moda y seguidora de las
tendencias. En mi vida representa un pequeño oasis de paz, una distracción.
En Santiago el Diablo viste de…
Podría vestir
perfectamente de Prada, desde luego no creo que apueste por la moda artesanal
ni por las firmas gallegas que con muchas dificultades y más talento que dinero
intentan abrirse un hueco en un mundo muy competitivo y voraz, como es el caso
de ALALÁ a cuyos creativos y fundadores admiro mucho. Lo visualizo de traje,
con un estilo muy encorsetado, impersonal... el demonio seguro que apuesta
por grandes firmas de moda, seguramente
siga anclado en el pasado dando por verdadera la premisa de que el dinero proporciona
elegancia y estilo. Sin embargo el concepto fast-fashion de las low cost y las
pequeñas firmas que confeccionan piezas únicas a mano, representan dos formas
de producción, que pese a ser opuestas demuestran que esa premisa es falsa.
Ser periodista y asesora de imagen puede
ser un escalón que permite ver algo mejor al otro
lado del muro de la
moda. ¿Qué se ve desde esa altura?
No sé si estoy
todavía en un escalón lo suficientemente alto como para visualizar el horizonte
con perspectiva. Este es un mundo repleto de luces y sombras. Por una parte como todo arte la moda es
una herramienta que permite desarrollar nuestra creatividad y diseñar nuestro
propio estilo, configurar nuestra imagen que al fin y al cabo no deja de ser un
reflejo de cómo pensamos, sentimos y del momento histórico y cultural que
vivimos. Y cuya componente psicológica nos permite afrontar el día a día
con mayor optimismo y autoestima, ya que el modo en que nos vemos influye en
nuestro estado de ánimo. Por
otra parte esta industria es el máximo exponente del capitalismo y su filosofía
basada en el consumo y lo que eso entraña. Y en su afán expansionista trata de
imponernos un ideal estético que puede no resultar saludable. Es un
sector al que es complicado acceder si no dispones de un “padrino influyente” y
entrar en él nos obliga a movernos en un círculo muy reducido en el que el protocolo es obligado y muchos
recurren a una pose continua, la naturalidad y la improvisación poca cabida
tienen. Es complejo ver al otro lado del muro con claridad, y es difícil
describir una realidad que para mí es tan bipolar. Lo importante de la moda es
la libertad que nos brinda como individuos si sabemos leer entre líneas.
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