Por LyB
Al menos hoy.
Lo fuimos hace años cuando el asunto del
semanario danés, igual que cuando las primeras amenazas al Charlie, y a El
Jueves, a Mongolia y a Intereconomía o Libertad Digital, y lo volveremos a ser mañana, o
pasado, cuando regresen el fútbol o las próximas elecciones. Será que no necesitamos que nos digan cuándo
y con quién hemos de solidarizarnos.
Por eso no colocamos, hoy, caricaturas de Mahoma, porque
hacerlo, hoy, es de cobardes, de conciencia intranquila y sucia. Ni cartelitos
en serie “Yo soy Charlie…”, pero solo hoy, que conste. En francés o en gallego.
No nos gustan los chistes que se burlan de la religión, por
más que seamos los primeros en reírnos, a escondidas, con ellos. Pero desgraciadamente,
no nos gustan de ninguna religión, qué le vamos a hacer. Por eso hoy, como
ayer, creemos que la libertad de expresión lleva en su esencia el derecho a
protestar si algo nos ofende, que es otra forma de libertad de expresión que sin embargo muchos,
demasiados, no entienden, una libertad que no se mide tratando de equilibrar el
nivel de humor a tanto chiste por religión.
Los asesinos de ayer no actuaron en nombre de Alá, sino
ocupando su lugar. No tienen miedo a la libertad de expresión, ni a la
democracia ni, como pontificó algún telepredicador, a la misma libertad en sí.
Temen a la verdad, que es la que nos hace libres. Y la verdad no es patrimonio
de nadie.
2 comentarios:
Qué mal escribes!
En realidad lo hacemos así para que usted crea que es listo. (Y no es fácil, créanos)
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