martes, 1 de septiembre de 2015

Compostela Aberta y los votos llegados de la corrupción




Por Ana Ulla


Con frecuencia escuchamos aquello de que "la verdad tiene dos caras", pero no recordamos haber
oído cuántas tiene la mentira, tal vez porque el gran éxito de los grandes mentirosos haya sido el coseguir  hacer creer que la mentira no existe, que en realidad lo único que hay son interpretaciones del único principio inmutable, fijo e inamovible que manda en polílitica: las circunstancias del momento. 

La reciente visita que Pablo Iglesias giró a Galicia puede ponernos sobre la pista de la enzarzadas relaciones que mantiene su partido desde Madrid con sus afines Noreguianos de aquí. Verlo marcharse con la coleta entre las piernas después de reclamar para las generales los votos que dejó prestados para las municipales, y la negativa aparente que recibió, era algo con lo que no contaba. ¿No había trato acaso? Poco se dijo entonces pero las especulaciones surgieron a partir de su melancólica marcha. 

El itinerario político de Podemos en Galicia ha sido, desde su llegada, un rosario de sospechas, pcuherazos más o menos callados, disesnsiones, dimisiones, acusaciones de totalitarismos y, últimamente, juergas dinerarias. Y Martiño lo sabe, como lo saben todos aquí porque los autodenominados vecinos y vecinas, ciudadanos y ciudadanas, la gente en definitiva, son los que son, apenas un puñado, y todos se conocen entre ellos. Matiño no quiere nada con un Podemos que en cualquier momento puede estallar pringando de heces a todo aquel que se encuentre cerca. Quiere evitarlo, no puede permitírselo, pero sigue necesitando a su grey votante. De ahí sus esfuerzos por atraerlas a su causa y su partido (el de este año). ¿Por qué se lo está consitiendo, muy a su pesar, Pablo Iglesias?

Jugó bien su baza el alcalde compostelano. Me aproveché de tí, parece decirle, gané con tus votos y ahora no pienso soltarlos. A cambio te ofrezco inmunidad, dejaré tranquilo a tu partido, a sus dirigentes actuales y ya veremos qué hago con los futuros. No puedes amenazarme con nada porque lo sé todo sobre tu partido en Galicia, parecía decirle entre susurros. Me quedo con tu rebaño de votantes, tú no harás nada desde Madrid que pueda perjudicarme y a cambio yo no moveré un dedo para que se hable de tu partido en Galicia. Pero sobre todo ninguno hará nada porque parezca que hacemos algo.

Y así está ocurriendo, visto lo visto. Podemos dio todo su apoyo explícito a Compostela Aberta para las municipales sin que sorpresivamente fuese ninguno de sus miembros en la lista electoral. Y ni una palabra. Y al tiempo nadie quiere ver a Podemos en la candidatura unitaria galega para las generales, salvo Yolanda Díaz pero por aquello de vivir en una realidad paralela. 

"Estamos aquí para desalojar a la corrupción de Raxoi", dijo entonces Noriega. Ahora, en cambio, cabe preguntarse: ¿con los votos de un partido sumido en la corrupción? Voto es voto, como fútbol era fútbol, hasta Juanito. Parece que sobre esto tampoco dice nada el Código Ético, ese papel higiénico más allá del cual todo, salvo Concha Fernández, es corrupción y malicia.

A esperar. El tiempo dirá. O desmentirá.


Ana Ulla: lampreasyboquerones@gmail.com


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