De cuando quemaban fotos de los Reyes

DE LAS FOTOS QUEMADAS


Dicen que quienes más preocupados andan con la quema de fotos de los monarcas son curiosamente los Príncipes, tal vez porque los Reyes sean los padres. Por lo demás, hay quien se ha molestado y hay quien opina que no debe darse publicidad al asunto, pero tales hogueras son en realidad una cortina de humo. Lo cierto es que andan descaminados esos exaltados churrasqueros, parece que nadie les ha explicado que para acabar con la monarquía no deben quemar fotos, sino las papeletas de voto de quienes tengan una opinión distinta a la propia. De toda la vida hubo y habrá antimonárquicos, pero serlo de los de foto quemada parece que tiene como más pedigreé. Y es que resulta admirable la furia con que se emplean con el mechero, se les ve quemar con la rabia de quien espera obtener en pago una subsecretaría general de cualquier cosa el día de mañana. Lo positivo en todo esto de la quema de fotos es que quedan los negativos, y son los pirómanos quienes se retratan con tanta foto calcinada. Mejor sigámosles, tal vez los veamos pronto desprenderse con la misma inquina de las monedas de euro con la imagen del Rey.

***
Hace un tiempo que la Casa Real no levanta cabeza y algunos ya hablan de la maldición de Mitrofán, pero eso son ganas de hacer el oso. Gracias a tantos radicales libres hemos descubierto, no sin asombro, la gran cantidad de gente que guardaba una foto de los Reyes en su casa, que ya son ganas. También se argumenta que las quemas son una manifestación de la libertad de expresión, pero lo cierto es que esa forma de protesta resulta novedosa aquí pues no la veíamos desde las grandes hogueras del lejano Oriente Próximo cuando las caricaturas de Mahoma, pero esas eran otras libertades. Así que no preocupa tanto la cuestión monárquica como el advertir que quienes la cuestionan lo hacen inflamados, no de razones, sino de gasolina con plomo. Quien quiera o deba defender a la monarquía que lo haga, allá ellos, pero no olvidemos la Historia y recordemos que cada vez que se echa a un rey, por lo general aparece un generalísmo.

José María Sánchez Reverte