Publicado en SANTIAGOSIETE el 8 de Junio de 2007
O mejor, Operación Himno. Nos cuentan que España es uno de los pocos países con himno sin letra. Me alegra saberlo. Pero resulta que hay deportistas que, cuando vencen y suena la flauta, sienten como un vacío existencial, la amargura de no poder canturrear a su son, algo que nuestros oídos agradecen. Esto no pasaba cuando lo importante era participar. Ahora que hemos cambiado el escapulario por la medalla queremos además cantar y se nos queda corto el entrañable tata-ta-ta de toda la vida.
Pues mire usted, a mí me parece una de las tonterías más grandes que puedan hacerse. Sería como ponerle letra a la música del Telediario, al tonillo de las llamadas en espera o a los debates parlamentarios. Y a la vista de los tiempos que corren, tras “eso” de la Alianza de Civilizaciones, mucho tememos que nos claven una letra propia de los Teletubbies o, agárrense, de José Luis Perales. Repasen el catálogo de himnos nacionales en curso y se alegrarán de que el español no tenga texto, son como una mezcla entre el Capitán Trueno y Corín Tellado. Parece un deber y se quedará en un derecho, el de autor. Esa letra hay que protestarla.
O mejor, Operación Himno. Nos cuentan que España es uno de los pocos países con himno sin letra. Me alegra saberlo. Pero resulta que hay deportistas que, cuando vencen y suena la flauta, sienten como un vacío existencial, la amargura de no poder canturrear a su son, algo que nuestros oídos agradecen. Esto no pasaba cuando lo importante era participar. Ahora que hemos cambiado el escapulario por la medalla queremos además cantar y se nos queda corto el entrañable tata-ta-ta de toda la vida.
Pues mire usted, a mí me parece una de las tonterías más grandes que puedan hacerse. Sería como ponerle letra a la música del Telediario, al tonillo de las llamadas en espera o a los debates parlamentarios. Y a la vista de los tiempos que corren, tras “eso” de la Alianza de Civilizaciones, mucho tememos que nos claven una letra propia de los Teletubbies o, agárrense, de José Luis Perales. Repasen el catálogo de himnos nacionales en curso y se alegrarán de que el español no tenga texto, son como una mezcla entre el Capitán Trueno y Corín Tellado. Parece un deber y se quedará en un derecho, el de autor. Esa letra hay que protestarla.
José María Sánchez Reverte
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