Publicado en SANTIAGOSIETE el 1 de Junio de 2007
Así versionaba a María Isabel una chirigota gaditana acerca de cómo “pone” el puesto al empleado público. Entendemos la rabia contenida de Conde Roa viéndose en el banquillo mientras los siniestros (de izquierdas, no malinterpreten), se miran arrobados como amigos con derecho a roce. Vencedor aritmético frente a regidor poliédrico, a pesar de caer encuesta abajo. Es la erótica del poder que provoca tantas elecciones. Suena música de pactos que ya están cantados, y quién podrá negar que se viaja mejor en coche oficial que en un artilugio a pedales, aunque también haga falta carné.
Algunas personas piensan que debe gobernar la lista más votada, pero se pasan de listas. Otros hablan de pacto de progreso, algo tan evangélico como que la mano de la derecha no sepa lo que hace la izquierda. Suponemos que aquel al que dejan fuera presentó un programa completamente inaceptable, y que el otro con el que te ahora te acuestas tiene propuestas ajenas que no importa asumir por un apoyo suficiente. Pero, ¿votamos un programa electoral o uno de variedades? ¿Por qué no presentarse como “pareja de hechos” en una sola lista pero de boda? Así es la política que, cuando pasa factura, la desgrava.
José María Sánchez Reverte
Así versionaba a María Isabel una chirigota gaditana acerca de cómo “pone” el puesto al empleado público. Entendemos la rabia contenida de Conde Roa viéndose en el banquillo mientras los siniestros (de izquierdas, no malinterpreten), se miran arrobados como amigos con derecho a roce. Vencedor aritmético frente a regidor poliédrico, a pesar de caer encuesta abajo. Es la erótica del poder que provoca tantas elecciones. Suena música de pactos que ya están cantados, y quién podrá negar que se viaja mejor en coche oficial que en un artilugio a pedales, aunque también haga falta carné.
Algunas personas piensan que debe gobernar la lista más votada, pero se pasan de listas. Otros hablan de pacto de progreso, algo tan evangélico como que la mano de la derecha no sepa lo que hace la izquierda. Suponemos que aquel al que dejan fuera presentó un programa completamente inaceptable, y que el otro con el que te ahora te acuestas tiene propuestas ajenas que no importa asumir por un apoyo suficiente. Pero, ¿votamos un programa electoral o uno de variedades? ¿Por qué no presentarse como “pareja de hechos” en una sola lista pero de boda? Así es la política que, cuando pasa factura, la desgrava.
José María Sánchez Reverte
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