Las columnas que causaron esa explosión son una puerta que se abre al infierno desde la que escapa el azufre de iniquidad de quienes no soportan el absoluto de lo humano, las mismas balaustradas de humo negro sinrazón huelen a latigazo en el vientre del alma cuando llueven sobre los lugares que uno ha sonreído hasta la penúltima gota de rocío, es tierra que escapa de la tierra en escalera de demonios, la cicatriz en la hierba que ha de cruzarse en barca donde ya no hay puentes porque el agua ya no fluye, explotan las bombas porque están vacías como estalló una tarde el universo despertando al hombre de su eterno sueño de nada, vacías, frutas regadas con el sudor de la sangre esparciendo la simiente de la nada para volver a agitarnos al sestear, bombas que explotan hacia dentro tratando de llevar al vacío cuanto alcance.
La columna de humo de una explosión es faro de luz negra en la noche que guía barcos extraviados en redondo, es un gigante con hambre, una pesadilla que ya está ahí cuando despertamos, un silencio que se alimenta del ruido de las hojas, de las risas, del aleteo sincero de las pestañas.
La columna de humo de una explosión es el cordón umbilical de la muerte, una tormenta traicionada antes de nacernos, la brocha perversa sucia en un lienzo del cielo.
La columna de humo de una explosión es faro de luz negra en la noche que guía barcos extraviados en redondo, es un gigante con hambre, una pesadilla que ya está ahí cuando despertamos, un silencio que se alimenta del ruido de las hojas, de las risas, del aleteo sincero de las pestañas.
La columna de humo de una explosión es el cordón umbilical de la muerte, una tormenta traicionada antes de nacernos, la brocha perversa sucia en un lienzo del cielo.
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