De Ser Escritor En Galicia

Ser escritor en Galicia es como ser bodeguero en El/La Rioja o cojo en Camboya, basta con estirar la mano, adelantar el pie o alzar la cabeza de la almohada y mojar en el tintero de lluvia y ya está. Pocos terruños han producido antaño y hogaño tanta pluma fértil como este rincón en la historia, serán sus aguas, las que caen, las que corren o las que muerden sus costas, las borrascas profundas, la piedra de sus calles y su habla de arcángeles, las nubes que algún gigante hincha hasta reventar o la sangre de sus mujeres. Ser escritor en Galicia no es un don sino un sino, una misión, una vida, un deber. No hay nacido en Galicia que no haya sido engendrado para una vida de escritura y ensayo, nadie hay en este pueblo de enormes hombres y mujeres infinitas por los que no galope por sus venas la vida y la muerte que es el escribir con un libro clavado en la espalda. Y es que qué carajo, todos han nacido escritores porque ser escritor en Galicia es un regalo que hacemos a los cielos…
Pero ser lector en Galicia es una heroicidad, una supervivencia, es un sinvivir en un purgatorio mal ventilado. Se lee como se baja al Hades, trastabileando, mordiendo la lengua, a patadas. Se lee como cuadrando uno de los círculos de los infiernos, como un exorcismo con agua maldita, como un rayo en la comisura de los labios de la amada. Se lee por no llorar sangre y agua, se leen a escritores hepatogésicos y animacondríacos, escritores llorantes con la vejiga rebosante de lágrimas y las tripas negras en las manos, guiños con ojeras de amargura y congoja en rebanadas tostadas, escritores de sensibilidad epigástrica y ulcerática, de muñón en la sien que donde ponen el ojo ponen la lágrima, un torrente en la calle al grito de ¡pena va! sacudiendo por las ventanas de la tristeza los restos de los festines de hiel de mirada vidriosa y gótica. Ser lector en Galicia de escritores de Galicia es beber con humo en los ojos, pasear con un sombrero de cáliz e hisopo. Alguien dijo que para ser escritor en Galicia hay que ser triste y tener pena. No, señores escritores todos, basta con parecerlo. Por favor, qué cansancio....