Del Escaño Número 25

De algo ha debido servirle a Touriño sus conocimientos en mobiliario doméstico y especialmente en sillas porque el voto de la emigración le ha otorgado su escaño número veinticinco. Enhorabuena, sí, porque de esta forma iguala sus resultados de la pasada legislatura aunque santa rita, Rita, lo que se dimite no se quita, parecen susurrarle por lo bajo. Así, la mesa del nuevo presidente pepero tendrá un comensal menos y ya andan retirándole los cubiertos antes de haber calentado el respaldo pero es que así son las cosas de las matemáticas aplicadas, una ecuación con varias incógnitas, entre ellas la nebulosa del voto de más allá de las carballeiras donde dicen que habitan fantasmas de desaparecidos y que al parecer de algunos en lugar de urna se vota en una marmita. O un puchero, vaya usted a saber. Porque aunque se aceptan apuestas, lo más probable sea que ahora que pasó la marejadilla electoral vuelvan a encerrar en el cajón de los espantos la reforma del voto emigrante, ese que tanto PP como el Bloque colocaron en el punto bizco de mira y ahora, mañana, como dijera aquella heroína adulterada, será otro día.
Ahora, este escaño de quita y pon ha puesto un poco de betadine en las filas indias de los socialistas y en las populares alguno ha dado un respingo al ver que, al fin y al cabo, puede que no todo esté tan claro como pareciera hace apenas un par de días sin sus noches. Y es que con estas cuentas de las viejos más de uno está hasta el mismísimo cono. Sur, claro.