Lo malo de salir por ahí a pedir justicia es que al final te la den. Es lo que habrán pensado en la plataforma Nunca Mais cuando la jueza de Corcubión, al finalizar la fase de instrucción, ha rechazado sus tesis sin laude y exculpado a los anteriores miembros de Fomento y Marina Mercante, tan numerosos que ya se hablaba de un sofá de los acusados en lugar de banquillo. Por supuesto hay que recurrir esta resolución, más que nada por lo de la honrilla sin barquillos, pero empecinarse en encausar a políticos o exigir perdón a la plataforma no arreglará la historia si no es para aprender de ella pero sin copiar, que eso es de malos estudiantes.
Así pues juzguen ustedes si la justicia es o no un cachondeo, que dijera aquél. Porque lo cierto es que nadie puede dudar de la eficacia de aquella plataforma en esos días, al menos como plataforma laboral, los tiempos de las mayorías absolutas, y es que resulta muy duro después de tantas manifestaciones desandar lo andado. Mientras, en el Partido Popular que están a la que salta, no paran de dar botes con la noticia, una de esas pequeñas y difusas victorias que les alegra el café de la mañana, tan negro como el rencor. Y el chapapote. Pero todo esto hay que tomarlo con cautela a pesar de que a día de hoy todo el mundo ya sabía la verdad desde el principio, o eso dicen. Se corre el peligro de que este juicio eche por tierra el valor añadido y no bien declarado de los miles de voluntarios que acudieron en tan aciago momento a arrimar el hombro en primera convocatoria sin necesidad de ruegos ni preguntas, un alarde que no puede verse afectado por el desatino, jurídico al menos, de Nunca Mais. A fin de cuentas cuando los tribunales no nos dan la razón siempre podemos decir que peor para los tribunales, pero no valen otras excusas más allá de las absolutorias. En lo que parece que sí hay acuerdo es en que no se comprende bien que después de tanto desastre la cosa vaya a quedarse en un simple griego como cabeza de turco.
Así pues juzguen ustedes si la justicia es o no un cachondeo, que dijera aquél. Porque lo cierto es que nadie puede dudar de la eficacia de aquella plataforma en esos días, al menos como plataforma laboral, los tiempos de las mayorías absolutas, y es que resulta muy duro después de tantas manifestaciones desandar lo andado. Mientras, en el Partido Popular que están a la que salta, no paran de dar botes con la noticia, una de esas pequeñas y difusas victorias que les alegra el café de la mañana, tan negro como el rencor. Y el chapapote. Pero todo esto hay que tomarlo con cautela a pesar de que a día de hoy todo el mundo ya sabía la verdad desde el principio, o eso dicen. Se corre el peligro de que este juicio eche por tierra el valor añadido y no bien declarado de los miles de voluntarios que acudieron en tan aciago momento a arrimar el hombro en primera convocatoria sin necesidad de ruegos ni preguntas, un alarde que no puede verse afectado por el desatino, jurídico al menos, de Nunca Mais. A fin de cuentas cuando los tribunales no nos dan la razón siempre podemos decir que peor para los tribunales, pero no valen otras excusas más allá de las absolutorias. En lo que parece que sí hay acuerdo es en que no se comprende bien que después de tanto desastre la cosa vaya a quedarse en un simple griego como cabeza de turco.
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