Flora Y Fauna Gallega (XXXVII): Carmen Pardo

Carmen Pardo es esa puerta de saloon de western que nos lleva y nos trae al interior de Galicia, un flequillo de albero pulido como puro jabón curado o queso de burgas, una política que ha hecho carrera de medias casi enteras de rejas y rejillas, mujer de sonrisa gratinada entre valles de ecos roncos y sordo, el póster central desplegable del DOGA de quien sabe mirar como un deshoje de margaritas encuadernadas, gestos de visillo al descorrerse por la mañana, estilizada como un piropo esdrújulo de los que se guardan en cajas de música de madera deshilachada, el bosque que no nos deja ver el árbol ni su sombra, la de los ojos, un paisaje en la palma de una mano delgada y profunda como una ribeira poco sacra donde quedan los recortes de los sueños y del regaliz.
Quedará esta Carmen como imagen para un retablo de las maravillas de suplemento dominical, un abrazo de caoba y serrín, Hebe de charol y viento del sureste para todas las veletas que nos señalan unos hombros y un cuello forjados en vidrio, una hoja color canela en blanco, una nota, un fa que sostener entre ménsulas que guardar en pechos de mercurio que no hacen seguir insomnes solo por saber si de noche todas las gatas son Pardo.