Remodelando El Concello De Santiago

Un Sánchez Bugallo con las barbas húmedas ha vuelto del cono sur con ganas de dar un golpe de timón a la política municipal Las contracturas de los montes han acabado en un parto de conejillos de indias y el efecto mediático de su anuncio de restructuración se asemeja más a un juego de rol en el que los concejales se intercambian las tarjetas de sus misiones, todo ello mientras los socios del Bloque les sirven el desayuno con absoluta parsimonia.
Lo peor de estos movimientos tan descafeinados en los que solo te cambias de sitio es que te dejan la silla caliente, con la grima que eso da. No habrá caras nuevas, entiéndase rostros, pero sí otros ángulos de los mismos protagonistas, desde los llanos hasta los más obtusos pasando por hipotenusas y más de un cateto. Lo que no es fácil adivinar es la intención penúltima del alcalde con estas ínfulas redecoradoras, porque lo que para unos es solo propaganda para otros es solo efecto del jet lage del que aún no se ha repuesto.
Pero nada de crisis, ni de gobierno ni de nervios porque todos en Santiago estás atados y bien atados. Y sin embargo surge una cuestión. Si solo se cambian las funciones de determinados concejales será porque estos son buenos pero no lo hicieron bien en sus anteriores cometidos, pero se supone que sí lo harán mejor en sus nuevas atribuciones…¿no es eso? Entonces ¿se equivocó quien primero los puso allí? ¿O es que…?