En el día de hoy, cativos y desalmados han visto la llegada del AVE a sus ciudades.
La guerra ha comenzado.
Y es que no ha habido medio de comunicación, hasta los habituales que se apuntan a un bombardeo, que no nos haya asaetado la jornada con la irrupción de la alta velocidad como aparece un dragón chino en mitad de un duelo. Pero ninguno nos ha explicado lo fundamental:
¿y ahora qué?
Cuentan que en el trayecto ahorraremos no sé cuantos minutos, lo cuentan los hijos de aquellos que contaron lo mismo cuando se sustituyó el gasoil por la electricidad, los nietos de quienes lo contaron cuando abandonaron el carbón, la carboncilla y sus seductores y ya inalcanzables breves encuentros, y lo cuentan los descendientes, en fin, de quienes anunciaron el finiquito del carro, del carromato y la carreta, ya sabe usted. Los mismos que a pesar de entonces aplaudieron cuando cambiaron el reactor por la hélice, y el apeadero acrobático por la nueva terminal. Gentes que nacieron para aplaudir, que hay gente pa’ tó.
¿Y ahora qué? Pues ahora no podrá decir que no tiene quien se lo advierta con tiempo: tiene usted diez minutos más al día, ¿ha pensado qué hacer con ellos? Claro, eso nunca lo explican los ministros, su tarea es otra. Pues piense en qué aprovechará esos diez minutos, si preferirá remolonear en la cama junto a la mujer amada o su esposa, desayunar o cenar más pausado, escuchar a sus hijos, leer un verso, respirar profundo, regar esa planta ¡que se le va a secar, señora!, llamar a un amigo casi olvidado, recordar una canción, llorar porque sí, en pensar por qué el progreso no has regalado dos días desde que se viajaba en mulo hasta hoy y en por qué, a pesar de tener ese tiempo ganado, seguimos siendo seres perversos.
Párese a pensar y no caiga en la trampa que le tienden los poderes: usted llegará diez minutos antes a su destino, sí, pero nunca olvide dos cosas o cuando llegue estará perdido: primero, que seguirá saliendo a la misma hora y, segundo, que la hora de llegada y salida no la decide usted ¿Lo ha pensado? Claro, no se puede estar en todo…en su mano está querer seguir siendo quien es, o permitir que le metan prisa en la vida ...
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Santiago de Compostela y conexiones, Coruña, Ourense, Club Caribe,
pues búsquese la vida, hombre, como hacemos todos.
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