Hay momentos en la televisión que huelen a mareas, a roquedales recién sacudidos por el oleaje bravo y libre, momentos que huelen al fondo del Atlántico que es el lugar donde va a descansar el tiempo cuando se marcha, momentos que huelen a espuma de las de hacerse colgantes, y a brisa de las de hacerse peinados. Concretando, momentos que huelen a Lorena Pose.
Y momentos que suenan a risitas traviesas, de pequeñas cosas y cejas enarcadas, de esos ‘mira, mira’, como nos cuenta hoy domingo EL PAIS cuando afirma en un titular que “TVG pide a una presentadora que no utilice la ‘gheada’”, para entendernos, que hable con más ‘jotas’ que unas fiestas del Pilar. Porque lo hacía, cualquier alma sensible pudo escucharlo, hasta ahora, en que la han llamado al orden por no hacerlo a capítulo para no “molestar”, dicen, que siempre será mejor emplear lo que se llama una “expresión estándar” aunque con la ley en el pinganillo todo estaba correcto aunque no bajo control, por más que en el mismo artículo la vivaz e incandescente periodista aporte también su versión, oficial u oficializada de los hechos. Como si nos importara, como si las olas no hablaran la lengua de las cosas que queremos escuchar.
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