domingo, 10 de marzo de 2013

Alalá Alta Costura, cuando la revista ELLE vuelve a poner sus ojos en Santiago de Compostela


Por Marga Rial


Por motivos de trabajo vivo a caballo (mejor en avión) entre Santiago y Madrid, algo que me hace sentir una privilegiada por múltiples razones que no vienen a cuento. Pero, por desgracia, no siempre.
La última semana llegué a la ciudad del Apóstol contenta por el eco que unos emprendedores, paisanos y glamurosos, están teniendo en la capital del reino (permítanme la cursilería), me refiero a Alalá, Alta Costura, unos jóvenes a los que no tengo el gusto de conocer en persona pero a quienes sigo con interés. Pero cuál fue mi sorpresa que al llegar a su tierra, la de estos profetas, puede contarse con los dedos de la mano de un manco quienes afirman conocerles. No me refiero a la gente de la calle, sino a los medios, o miedos, de comunicación. Ni una palabra, ni una reseña, ni un guiño, nada, acaso un hueco indigno.
En cambio, en este tiempo me han pedido vía redes sociales, que vote a no se cuantos individuos que aspiran a ser no sé qué premio o cosa del año cuyo mérito, por lo que he sacado en claro preguntando en la calle estriba no en sus logros sino en su capacidad de movilizar al mayor número de contactos virtuales posibles (¡a mí misma! que ni siquiera sé quienes son), y segundo que buena parte de ellos andan de compadreo cuando no de amistad íntima con quienes han de “repartir” esos premios.
¿Qué pasa en Santiago? ¿Será cierto que sus habitantes han nacido para aplaudir a quienes les diga el sabelotodo de turno? ¿Será verdad que adolece de endogamia patológica, que le asusta lo nuevo, el cambio? ¿Será envidia? En Madrid se mira para Santiago y en Santiago se mira para otro lado, ¿para el ombligo? Dicen que no les gusta bailar al son que les tocan, que son independientes, que van por libre empresarial y socialmente....
Vuelvo triste y perpleja a Madrid, deseando oxigenarme. Compostela, antes, no era así. Era la joya del norte, humilde pero auténtica, hace veinte o treinta años era una referencia en muchos ámbitos, lo he vivido, y hoy es una piedra en el camino, como en aquel cuento de Wilde, “El gigante egoísta”, a la que unos pocos están matando.
Dejo aquí estas quejas a sabiendas de la esterilidad del intento, lo inútil de mi lamento. Pero las dejo, al fin y al cabo. Si estos chicos de Alalá resisten, como vaticinara Cela, el mundo será suyo y no les faltará claque, aplaudidores, que “siempre ha estado ahí, apoyándoles, pero nadie les decía que debían aplaudirles”.

3 comentarios:

María Vintage dijo...

Pues yo no pienso perderme semejante acontecimiento.
Tengo mi billete desde hace semanas y aunque odio viajar en avión, el motivo es muy poderoso.
Me hace una ilusión tremenda ver como crecen estos artistas de la aguja!

Anónimo dijo...

La verdad es que Santiago es una gran pandereta, que gira entorno a lo que un medio de comunicación, si así se le puede llamar dictamina o dice.
Todos sabemos que hablamos de la hoja parroquial, que si no sales en su hoja social no eres nadie o así lo hacen ver y creer a sus afamados lectores.
Véase el caso que desde hace tiempo "la hoja" llamada así popularmente no publica nada de estos dos chicos, por lo que para sus lectores estos mozos no existen, bueno ni para los medios que usan "la hoja" como fuente de noticias.
Dices y hablas de premios, vaya vaya...que premios. Ya se sabe por todos que estas fantásticas fiestas que organiza "la hoja" salen en las más afamadas revistas y que los personajes que asisten a tales "eventos" también salen en estas afamadas revistas.
Los mozos gallegos (Alex y Alfredo) no van ni son invitados a las fiestas de "la hoja" y por fórmula matemática digo yo:
-Señoras que vais a las fiestas de "la hoja", si dejáis de ir saldréis en el HOLA.
¿QUEEEEEEEÉ? ¿Qué Alalá sale en los medios porque son buenos?
Anda, no me lo creo, que en los medios nacionales solo salen los mediocres y en "la hoja" los talentos.
Buenos días.

Anónimo dijo...

Los mozos gallegos (Alex y Alfredo), lo de mozos gallegos es mucho decir, estos dos ya peinan canas desde hace unos cuantos años y ya van para los 50 años.

Si quieren que les saquen en un medio es tan fácil como contratar publicidad, no tendría que ser tan complicado, con lo que se ahorran de no pagar a las modelos de sus desfiles con la escusa de hacerles imagen de su marca podrín invertilo en eso, publicidad en medios.

Quizás estos "dos mozos" y el hermano raro de Alex, Pablito Requeiro, tendrían que ser menos pretenciosos y moderar un poco sus comentarios sobre ciertas personas Santiaguesas, seguramente de no ser así les brindarían algo de apoyo.

Ya veremos lo que dicen de Carla cuando esta encantadora persona les deje de apoyar, y tiempo al tiempo, porque lo mismo que llegó el apoyo de esta persona, al final desaparecerá cuando vea de que forma estos "dos mozos" la están utilizando.

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