Ocurre en Santiago que, quienes debieran dedicarse a pedir
perdón a la ciudadanía, centran sus esfuerzos aspirar a la alcaldía. El último
caso notable es el de Paula Prado, la mujer que iba para todo y se quedó en IVA
solo para sus cositas, la que ascendió a los infiernos entre aquellos llantos
que tan desgarradoramente relató su hermano en esa especie de “La Vida de los
Otros” que son los llamados ‘Papeles de la Pókemon’. Ahora, bajo la lupa de la
Justicia (¡), tendrá la oportunidad de explicarse, dicen y poder poner fin a
esta sufrimiento e indefensión. A saber si hay políticos a los que resulta más
fácil cortarle las alas que el agua, aunque sea la de algún vecino.
Pero observen la curiosidad de saber que, de no haber sido
defenestrada en su momento por Gerardo el Breve, en este momento ya estaría
posiblemente imputada, que el aforamiento que le llegó como llovido del suelo
es, precisamente, lo que impide la celeridad en su causa que ella misma exige a
los togados. Cosas de la vida alegre. ¿Cómo no recordarla, como no imaginarla
cuando era azote de borrachos ajenos, botelloneros de campus? Cambiar las
litronas de entonces por las letrinas judiciales de ahora no debe ser plato de
gusto, pero al menos ha demostrado que resulta más peligroso hinchar las
narices que las facturas. Ahora, que habrá leña para todos con otro árbol
caído, llega el momento del desquite, de ‘vestirla de limpio, aunque habrá que
vigilar quién suministra la ropa.
Cómo cambian los cuentos y las cuentas, y la que fuera gran
esperanza celeste ha sido convocada para jugar su partido en esa subsede del Pp
que son los juzgados de Lugo, que es como jugar fuera de casa pero sin valor
doble de los goles salvo los que te metes en propia puerta. Mala manera de
acabar una carrera política la que fuera la portaVoz de Galicia, nunca creyó
que en lugar de hablar tendría que cantar.
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