Por Ana Ulla
Siempre hemos sentido verdadera devoción por los
evolucionados políticos, esos que un día se despiertan, generalmente tarde, y
se encuentran con la ideología evolucionada, enhiesta, reluciente. Admiración,
en efecto, por considerarlos personas que solo creen en principios, los de una
lista electoral pero principios al fin y al cabo, lo que es siempre un buen
comienzo. Devoción, y no poca, porque aunque parezcan personas que están hechas
de una pasta especial, es pasta al fin y al cabo, gente como cualquiera de
vosotros. Y tanto es el arrobo que les profesamos a los tales evolucionados que
ojalá cundiera el ejemplo y fueran todos los partidos los que rotasen por cada
uno de esos neocandidatos para demostrar sin tapujos que lo de la evolución no es
cosa reservada solo a los monos.
De ahí que no comprendamos el revuelo suscitado por el
deslumbramiento damasquino y posterior caída del burro de Sánchez-Agustino y su
salto a Ciudadanos. Ha evolucionado y nos congratulamos hasta la lágrima, un
converso cuyo partido no ha sido capaz de reconocerle el oficio de servidor
público que bullía por sus venas. De nada han servido tantos años de feroz
entrega a una causa que ahora nos vamos a quedar sin conocer, de nada que se
dejara utilizar seducido por los gorgoritos de sirenos como arma arrojadiza contra
un Conde Roa que, como Landa en su papel de Pepe, se va al país de las
teutonas; de nada tantos años empleados en tertulias (¿o era siempre la misma
grabada cien veces?); de nada que se le llevara y trajera como pieza de caza
menor en presentaciones de libros o lo que fuese. Cuando no se puede sacar ni
treinta monedas más de un partido, lo mejor es evolucionar. Lo contrario,
quedarse en él deshojando la margarita o el trébol, a la espera de venturosos
años por venir, está al alcance de solo unos pocos que, además, lo ignoran.
Por eso solo nos
queda desearle la mejor de las fortunas, incluso la política, en su nueva
andadura como ejemplo para esas viejas generaciones que acaban muriendo de artritis
evolutiva. El hombre está hecho para ser libre, evolucionar, todo es cambio. Y en
eso de evolucionar, qué mejor consejo podrá darle el bueno de Canedo. No dudamos
que habrá sido una decisión difícil, pero tiene todo nuestro apoyo porque a fin de cuentas viene de
un partido en el que, tras las elecciones, habrá evolución o revolución dependiendo
solo de una letra: ERE.
2 comentarios:
Qué mal redactas.
Qué cansino.....
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