Por Ana Ulla
No lo tuvo difícil la mujer, que al instante la maquinaria
mediática se hizo eco del hecho al calificar a las asociaciones asistenciales
excluidas de las ayudas municipales como ‘grupos antiabortistas’, una manera
sencilla y cómoda de ganarse el aplauso aún más fácil y el apoyo de propios y
extrañados….aunque en realidad se tratase de una falsedad que provocaba lo que
parafraseando a Orwell, un ‘paracrimen’.
El fondo del asunto, lo preocupante por caciquil y antidemocrático
es el motivo de la discriminación tal y como lo explicaba sin ambages la
concejala: se discrimina por razones políticas e ideológicas.
¿Importa que se trate de asociaciones asistenciales que
tengan tal o cual actividad? ¿Incumplían los requisitos legales? ¿Despilfarraron,
gestionaron mal con anterioridad? No, simplemente por ideología. Y punto.
Era de esperar que de entre las propias filas del gobierno
municipal, acaso de la oposición de uno u otro lado o, en definitiva, de todos
aquellos que mañana, día y noche nos rasgan las vestiduras hablando de
libertad, democracia, igualdad y urgencia social se levantara una sola voz que
denunciara, o criticara al menos, esa discriminación. Vana espera. Las
necesidades económicas, alimenticias, de ropa o vivienda, de pagar facturas e
hipotecas, de soledad o desesperación de las personas que atienden esas
asociaciones merecen el desprecio del Concello.
El comunismo, Compostela Aberta, es en sí mismo una
paradoja, un ‘doblepensar’. Al grito de ‘nosotras decidimos’ se une otro, callado
pero letal, del tipo ‘en Santiago, el Concello decide por nosotras’, una
variante en forma grotesca de concejala para la que ‘nosotras, las de
izquierdas, decidimos por todas’.
Porque si eres de derechas tu hambre, tu
carestía, tu casa, tu hipoteca no nos importa nada. Eso sí, por coherencia política
e ideológica, no por capricho.
Ana Ulla: lampreasyboquerones@gmail.com
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