Resulta difícil entenderse la actitud con la que el alcalde
Noriega acudió al Pleno si no es porque tuviera al hacerlo una intención
oculta. Acudir con su parsimonia conociendo el resultado y luego escandalizarse
es puro teatro de variedades que solo se comprende si algo busca. Basta hacer memoria del desarrollo
de los hechos para recordar cómo ansiaba ese momento preparando su gran
actuación, el voto en contra ya conocido de la oposición para escenificar ante
el gran público su proyecto. Una forma de hacer política muy vieja, tanto que,
por casi olvidada, para muchos se presenta como nueva. Pero vayamos por partes.
Nadie niega que el adversario político de Compostela Aberta es
la derecha, el gran obstáculo al que ha de hacer frente para acceder y, sobre
todo, conservar el poder. Por tanto, ¿qué explicación tiene que haya cargada
con semejante dureza contra los socialistas que, a fin de cuentas, se limitaron
a votar de acuerdo con su programa electoral? ¿Por qué esas reacciones tan infantilodes
del Alcalde casi en exclusiva contra el Psoe? Conociendo a Noriega la respuesta
es sencilla, porque necesitan a su electorado para mantenerse en el poder. La
derecha es el enemigo, cierto, pero el Psoe es la presa que tienen agarrada con
los colmillos y de la que pretenden alimentarse. Se trataría en esencia de
acabar con los socialistas actuales con la intención oculta de entregarle en
bandeja el partido a los otros socialistas, léase tréboles y otras delicias,
zapando y haciendo estallar el partido por su base para que esos otros lleguen
al poder y, una vez allí, comenzar a revisar y pagarse mutuamente facturas
pétalo a pétalo. No en vano el apoyo que recibe Podemos-CA de esa banda del
socialismo compostelano es público cuando no, como ayer, expresado y apoyado en
las redes sociales, apoyo que no se refería a los temas votados en el Pleno
sino a las críticas contra el grupo socialista en el Concello. La consigna la
lanzaba el propio Noriega al afirmar que el Psoe había traicionado sus ideales
al aliarse con el Pp, cuando en realidad fue al revés pero eso lo calla,
consigna que corrió como la pólvora haciendo resonar como un grito de traición
entre esos sectores socialistas. Dinamitar al actual Psoe para que quede en
manos de una dirección sumisa por agradecida a Compostela Aberta. De ahí su
interés en castigar no tanto al socialismo sino a la persona de Francisco Reyes
y cuanto representa. Si consigue dividir a los socialistas, Noriega sabe que el
poder en Santiago será suyo durante mucho tiempo, y el pago que debe hacer, al
contrario que a Podemos, es asumible.
Resulta de este modo llamativo que en todo el día de ayer no
se hablase de BNG, también contrario a las propuestas económicas de Noriega, y
solo de refilón y para la galería se criticase a los populares, pues no era el
fin último del controvertido Pleno de marras. A partir de ahí solo hay que
recordar las palabras de Beirás y sus reflexiones sobre el acceso al poder, lo
primordial en política según sus propias palabras de ‘maestro’. Y su discípulo
Noriega actuó a la perfección sembrando con asombroso cinismo la división y
forzando la cuerda por el lado más débil, el socialista. Con ese fin sabe el
primer edil que para sostener la élite que representa debe mantener una
situación de confrontación permanente evitando la estabilidad y el
apaciguamiento social, no dejar de hablar de ellos, sean quienes sean, como
enemigos acechantes, y el empleo de términos decimonónicos tales como ricos y
pobres que no por injusto hoy día dejan de convocar las pasiones más
elementales de la persona. Todo vale, decía Beirás, por alcanzar el poder.
Que el Psoe reviente y con sus cascotes reforzaremos nuestra
muralla. Pues muy bien, allá unos y otros con sus políticas y sus conciencias. Pero sin querer entrar en el resultado de la votación, hacerlo con la excusa de hacer frente a las necesidades reales de las personas
es ruin y mezquino. Y una burla inexcusable.
2 comentarios:
que pouca gracia tes.
Usted es más de payasos, claro....
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