Por Ana Ulla
Nos faltan manos para aplaudir y copas para brindar por la
desimputación de Jorge Duarte, ahora "El Inimputado”. Y nos alegramos,
naturalmente, porque ya somos dos las personas que hemos creído que la ‘manera
de trabajar de Duarte’ no es delito. Una es servidora; la otra, feliz
coincidencia, es el juez de instrucción. Del resto, ya se sabe, el hasta ahora ‘señor
Duarte’ del que hablaba Martiño vuelve a ser nueve meses después ‘Jorge’. Como
está mandado.
Y es que la desimputación de Duarte, que no absolución,
llega en un día especial, cuando se conoce la primera de las encuestas sobre
intención de voto en la capitalina Compostela. El resultado conocido es que
Compostela Aberta no se da el batacazo. Y eso hay que celebrarlo en el hatajo
como una victoria, pues así son las cosas. Nunca agradeceremos bastante
a la encuesta de La Voz, vía Sondaxe, sus estimaciones en estimación de votos, que
es la garantía de saber a ciencia cierta cuál es el resultado que, seguro, no
se producirá, y eso siempre ayuda a la hora de fabricar cábalas.
Acabaron los miedos en el rebaño de Martiño por saber si se iba a hacer justicia o Duarte sería procesado, y es por este motivo por lo que nos unimos al coro de quienes ahora sacan a Duarte
en procesión como a un héroe o a un santo, sí, nos unimos a aquellos que cuando fue imputado
callaron como putas para no verse salpicados ocultando la imputación,
silenciándola, mirando para otro lado, para su billetera concretamente. Nos unimos hoy a ellos porque el juzgado
ha declarado que el trato de favor, en Santiago, no es delito, lo que nos
obliga a partir de ahora a lidiar con esa forma de trabajar la impunidad.
Porque o nos unimos a la red clientelar que está creando Compostela Aberta y
que, gracias al caso Duarte, sabemos que no es delito, o no hay nada que hacer.
Porque la realidad de que Compostela Aberta y, personalmente, el propio alcalde
Martiño trata a los vecinos según sus afinidades es una realidad que no se le escapa
a nadie en Santiago, sea o no delito. Él mismo, sin ir más lejos, presume de
haber contratado a la empresa de su señora, y nadie ha movido un dedo en la
ciudad. A partir de ahí, de esa línea roja carmín, ya sabemos que todo está
permitido con tal de que Noruiega pueda salvarse él y su culo fofo.
Nos congratulamos, decimos, con la desimputación de Duarte
lamentando su no absolución, y hacemos frente común con Martiño porque su venganza,
ahora que la veda del favoritismo está abierta, será terreibol. Nos unimos a él
y a quienes como él, sus propios compañeros concejales, han pasado un terrible
calvario de nueve meses estreñidos y ahora pueden obrar lo que se les antoje.
Nos unimos a ellos, claro, a los que callaron en su día que hubo una imputación
por trato favor y ahora saltan como condenados a celebrar que el trato de
favor, en Santiago, no es delito. Nos unimos a la algarabía de esos concejales, la práctica totalidad de sus compañeros, que le dieron en público la espalda a Duarte, a ellos y a los periódicos que cobran
del Concello cuando también ocultaron la imputación. Nos unimos a ellos y a la
propia web del Concello que celebra la desimputación cuando ocultó en su día la
imputación.
Martiño y su rebaño al que lo único que se le pide es repetir
lo que se les diga, han hecho suya la desimputación, lo que implica que también
hacen suyo el reproche moral que contiene la resolución judicial sobre el ‘trabajo’
de Duarte al frente de su área y, en consecuencia dos realidades que a alguien
con dignidad le estallaría en las manos (a Martiño no, él es un cobarde): la
primera, que nadie en Santiago ignora que Duarte, su comportamiento y el amparo
de Noriega es una muestra de sinvergonzonería y caradura nunca vista hasta
ahora en esta ciudad (que, recordemos, ha visto pasar a Conde Roa y al Pp); y
segunda, que no conviene olvidar que al margen del proceso judicial todos los
trabajadores municipales ¡todos! del ámbito de Duarte exigieron al Alcalde que
lo cesara. Asumir la desimputación es asumir estas dos crudas realidades, algo
que solo una persona con dignidad (Martiño no, él es un cobarde) nunca
admitiría de uno de los suyos.
El trato de favor a los amigos y familiares de Compostela
Aberta no es delito. Larga vida a Martiño.
Ana Ulla: lampreasyboquerones@gmail.com
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