Por Ana Ulla
Sabido es que el Alcalde Martiño se cayó de pequeño en una marmita
y de ahí, dicen, le viene todo. Como un matón de feria vuelve a anunciar que
frente a las sentencias judiciales que maltratan una y otra vez las arcas
municipales, amenazando con no dejar un duro para contratar a la empresa de su
señora o externalizar a empresas de amigos, asesores, colegas o asociaciones de
sus propios concejales, se va a poner manos a la obra llevando los expedientes
que dieron lugar a tales sentencias por ante la Fiscalía. Para el recuerdo ha
quedado esa imagen esgrimiendo una carpeta en alto, en sede municipal, avisando
de su contenido, seleccionado por la policía local a instancias suyas como era
práctica habitual en anteriores regímenes. Pero, ¿a quién le mostraba esa
carpeta amenazante? ¿A los ciudadanos que ni nos va ni nos viene? No, a los
líderes de la oposición para que sepan que si persisten en actuar como lo
están haciendo con Jorge Duarte, habrá leña para todos. Como a un matón verbenero ha bastado tocarle un poco las narices para saltar como un basilisco, fofo e histérico, pero basilisco.
Para ello comenzó por remodelar los servicios jurídicos del
Concello creando por la gatera de atrás un cuerpo de asesores pretoriano a su
servicio, cuya misión no es el bienestar ciudadano, sino la investigación, de
momento política, de los cargos municipales. Y esto, por desgracia, no es una
opinión, sino que lo ha dicho él. Tampoco es la primera vez que emplea recursos
municipales para su actividad política, que se sepa ha empleado tiempo y dinero
en investigar la situación fiscal de El Correo, y encomendado a la policía
local la investigación de perfiles de Facebook, él sabrá de quién y por qué,
como así lo contó en una entrevista a un medio digital amigo (suyo, claro).
A falta de capacidad mostrada para el gobierno, vuelve ahora
Compostela Aberta a sacar a la calle los fantasmas de los tres alcaldes en
cuatro años, un tema que aburre a las ovejas pero que hay que seguir estirando
para mantener el estado de crispación y cabreo que le llevó a la poltrona de dormitar,
y a falta de los tales esa guerra continua se prolonga en los actos de aquellos
alcaldes, en las sentencias judiciales o en actuaciones que el Alcalde llama
negligentes o maliciosas. El Alcalde de los tres partidos en cuatro años frente
a los tres de los cuatro, o como sea eso. Pero hay que seguir dando de comer a
ese perro.
Pero esto nos lleva a tres preguntas. La primera, saber cómo
encarga a los servicios jurídicos que fiscalicen una actividad realizada,
precisamente, por esos mismos servicios jurídicos. Esto es, que si una
sentencia condena al Concello nos preguntamos a quién hay que perseguir, si al político
que dio la orden o a los profesionales y funcionarios que intervinieron en el asunto.
Pues estos son los que ganan o pierden los juicios.
En segundo lugar, nos preguntamos qué pasará si esos asuntos
que lleva a la Fiscalía no derivan en responsabilidad de ningún tipo, pues
todo es posible. ¿Se autofiscalizará el Alcalde por haberlo hecho?
Y tercero, por aquello de caerse en la marmita, debiera
preguntarse el Alcalde si se pueden aplicar esos estribillos que tanto le gusta
silbar sobre si los expedientes investigados responden a actuaciones en los que
había que distinguir entre lo legal y lo justo. O si esta frase solo la puede
utilizar él, pues ya sabemos que la única ley que respeta el Alclaade es la del
embudo.
La existencia de un cuerpo pretoriano de asesores jurídicos
al servicio del Alcalde es cosa que debe causar preocupación en la ciudad. No
por las responsabilidades que puedan derivarse de los expedientes estudiados,
que bien estarán, sino por la forma de ser totalitaria de Martiño. El Alcalde transparente
calló como una zorra que estaban investigando los expedientes de Duarte, no dijo
nada a pesar de estar llamando a declarar a altos funcionarios, lo ocultó.
Tampoco dice qué expedientes está remitiendo, o no, a la Fiscalía, tan solo
trata de sembrar en el miedo, no entre los ciudadanos sino entre sus
adversarios políticos funcionarios y, por supuesto, los miembros de su propio
partido.
En eso está. En todo menos en trabajar….
Ana Ulla: lampreasyboquerones@gmail.com
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