No podemos dejar de asombrarse al descubrir, no sin estupor, que uno no es sólo el único compostelano incapaz de situar con acierto la Finca do Espiño en un plano, sino que además es el único que no ha leído la sentencia del TSXG, al parecer lectura escolar obligatoria visto lo visto, que rubricó el estatus jurídico de dicha finca y las relaciones entre Concello y empresa constructora.
Debe usted comprender nuestro asombro porque solo habiendo leído la citada sentencia podría darse pábulo tanto a la acusación de corrupción a modo de antesala de ‘pelotazo’ lanzada por el ex Sánchez Bugallo como a la réplica evacuada por Conde Roa y Ángel Currás de consuno. Resulta evidente que quienes se han hecho eco de unas y otras manifestaciones, dado el interés y la vehemencia desplegadas, no solo la han leído sino a buen seguro estudiado y diseccionado ya que no puede esperarse otra cosa de medios y opinadores…salvo que lo que se pretenda sea…bueno, ya se sabe…
Pero ese no es nuestro caso que, para qué negarlo, no la hemos leído, por lo que hasta entonces lo que digan Bugallo y conde Roa será como oír llover, nunca peor dicho, salvo causa de insomnio mayor. No hay que olvidar que las “notas” que Bugallo leyó en su rueda de prensa en la que “se nos explicaba” la sentencia iban cargadas con bala, paupérrimas en lo jurídico pero interesantes en lo político y un señuelo en lo mediático que, como ha podido verse, ha hecho efecto. A pesar de la falta de espacio, todavía cabe preguntarse cómo es posible que socialistas y populares, a sabiendas que la realidad es así de caprichosa, digan que algo es blanco y negro a un tiempo, ignorando que una cosa no puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo, ser una cosa y la otra a la vez (salvo las cerezas). Vamos, que uno de los dos miente con todo el equipo... y a sabiendas, por supuesto ¿Solución?

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