Fieles al tópico de la emigración gallega, los de Galicia Bilingüe han hinchado velas y puesto rumbo a Estrasburgo a hacer las Europas. Todo por que en el resto del continente se sepa que aquí, en Galicia, los padres no pueden elegir la lengua en que aprendan nuestros hijos escolares. Con este plan es fácil adivinar la cara de Plum Cake que se le quedará al eurofuncionario que les reciba al anunciarles con esta embajada que vienen de Galicia, de España, sí, esa misma potencia que hace unos días asistía a la reunión de los G- Taitantos…pero también la misma de la payasada del certificado de defunción de Franco. Estas expediciones, de cualquier manera, recuerdan aquellos tenebrosos siglos en que los vasallos, maltratados por su señor, acudían a hurtadillas en busca de la protección del propio emperador o del papa con desigual fortuna. Pues si hay leyes que apoyan a los bilingües y tribunales que les dan continuamente la razón, ¿qué es lo que de verdad se busca llevando la denuncia fuera de nuestras fronteras? Parece claro, la repercusión internacional, la misma que hace unos días le cortó la digestión al propio Carod-Rovira al acusar con pruebas al nacionalismo catalán de dictadura encubierta. Nacionalismo catalán que, por lo demás, nos es muy útil para conocer el desarrollo que el asunto tendrá en Galicia. Y si no, al tiempo. Y es que cuando la denuncia viene de quien no puede ser tachado de antinada, la cosa toma otro cariz.
Pues sí, Gloria Lago y compañía, que haya suerte en Estrasburgo porque si tampoco eso funciona solo quedará ir en romería a la ermita de la Virgen cargados de flores y velas. Ya se habrá dado cuenta que en las naciones totalitarias prima el interés del estado sobre el derecho de los individuos, léase aquí la protección de la lengua al de los padres a elegir. Se habrán dado cuenta también que están solos, que no hay partido que les apoye, unos por programa político, otros por cobardía y otros por no perder sus mercedes en forma de Audi. Y ya se habrán dado cuenta, en fin, que su tarea de reivindicar el derecho de los padres a educar a sus hijos como les salga de las gónadas no es del todo bien recibido o captado por la sociedad porque previamente ya se han encargado de amodorrarla. Algún día, cuando sea noche cerrada en las libertades, nos acordaremos de Gloria Lago como de aquella Casandra troyana y suspiraremos recordando sus advertencias ya estériles.
Pues sí, Gloria Lago y compañía, que haya suerte en Estrasburgo porque si tampoco eso funciona solo quedará ir en romería a la ermita de la Virgen cargados de flores y velas. Ya se habrá dado cuenta que en las naciones totalitarias prima el interés del estado sobre el derecho de los individuos, léase aquí la protección de la lengua al de los padres a elegir. Se habrán dado cuenta también que están solos, que no hay partido que les apoye, unos por programa político, otros por cobardía y otros por no perder sus mercedes en forma de Audi. Y ya se habrán dado cuenta, en fin, que su tarea de reivindicar el derecho de los padres a educar a sus hijos como les salga de las gónadas no es del todo bien recibido o captado por la sociedad porque previamente ya se han encargado de amodorrarla. Algún día, cuando sea noche cerrada en las libertades, nos acordaremos de Gloria Lago como de aquella Casandra troyana y suspiraremos recordando sus advertencias ya estériles.
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