La cara de María Seoane se adivina entre dos brochazos color negro oposición empapados en el tintero de unos ojos a los que gustaría ir de acampada, ese estilo tracio como solo en Compostela puede destilarse, hasta el rubor, con la fuerza de poder mandar a aseo a quienes mal la visten de misa de siete y media, cabello tan oscuro como el de un antes de cualquier amanecer y mirada de Ordenanza municipal de quien sabe guardar un decreto, bastando su presencia que cuando no está late, en cambio, al ritmo de aquel tambor de hojalata sin calendario porque siempre, todo, será mañana.
Y gusta ver qué bien planchadas conserva las once varas de sus camisas, jersey de punto suspensivos y una sola chaqueta, en bronce, porque no haya medias en su carrera, la presidencia de unas generaciones que más valdrían ser espontáneas, la valía como el valor, y el velar para sobrevolar hasta dar la penúltima palabra allí donde se pone el sol y el acento, clan para hoy y hambre para mañana de quien sabe alimentarse de anzuelos. Y al fin quedarnos con el recuerdo, como nuevo pórtico en la gloria, de su sonrisa que como lluvia de Santiago se nos regala a justos e injustos, verla marchar con el gesto de labios de sumiller exquisito, queda uno esperando que abra la boca para ser mosca.
Y gusta ver qué bien planchadas conserva las once varas de sus camisas, jersey de punto suspensivos y una sola chaqueta, en bronce, porque no haya medias en su carrera, la presidencia de unas generaciones que más valdrían ser espontáneas, la valía como el valor, y el velar para sobrevolar hasta dar la penúltima palabra allí donde se pone el sol y el acento, clan para hoy y hambre para mañana de quien sabe alimentarse de anzuelos. Y al fin quedarnos con el recuerdo, como nuevo pórtico en la gloria, de su sonrisa que como lluvia de Santiago se nos regala a justos e injustos, verla marchar con el gesto de labios de sumiller exquisito, queda uno esperando que abra la boca para ser mosca.
2 comentarios:
Pero te olvidas de lo esencial: está buena en esa foto!
Dos cositas y sin acritud:
1-Monilla de cara y punto, de buena, nada, es muy bajita
2-Siempre con el mismo criterio machista ¿es que no tiene más méritos que ese?
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