De La Navidad Compostelana

Salvo las que son a ciegas, las citas de otros suelen venir cargadas de extrema pesadez. Es el caso de esas historias que cuentan qué pasaría si el Niño Jesús hubiera nacido en nuestros días, cosa que cualquiera puede recrear fácilmente si se es capaz de imaginar al buey con la lengua azul y a un mulo elaborando informes para la UNESCO. Lo demás es bien sencillo, una estrella de Oriente de bajo consumo que guía a unos Reyes con las fotos del pasaporte quemadas que buscan al recién nacido de galescola en galescola con la idea de ofrecerle unos presentes tan pronto les devuelvan el equipaje extraviado en el trasbordo, unos pastores cabreados que miran al ángel como si de un comisario europeo se tratara y en todo lo alto un castillo de Herodes con despacho recién reformado, todo ello por el camino que lleva a Belén y que baja hasta el peaje que la nieve cubrió.
En los alrededores se sucederían además otras escenas típicas, el legionario romano multando carretas para pagar los sanciones urbanísticas del Concello, los peces bebiendo en el río las espumas de las lavanderas y en los alrededores del Nacimiento, allá por las alamedas, cientos de jóvenes emulando al célebre caganet unos, y al vomitet los más, que por aquello por tener el punto acaban sus celebraciones en coma. Y como no pudieron hospedarse en la posada porque no cumplía las normas de habitabilidad, con suerte un carromato de urgencias atendería a la Virgen tras más de setenta días en lista de espera y para san José el cheque-denario y la promesa, para cuando volviera a su tierra, de poder votar como emigrante. Mientras, las familias se reunirán en torno a los suyos, unas mesas repletas de manjares y otras a rebosar de sanciones para los ángeles sin normalizar que no canten en gallego, mientras los más pequeños en lugar de dejar los zapatos para recibir regalos juegan a lanzárselos a la cabeza unos a otros.
Y así esta historia podría continuar tanto como un mandato de Sánchez Bugallo y su década prodigiosa mientras nos adentramos en época de rezeción, con zeta de Feliz Navidad.