De La Cremallera De Ana Pontón

Se diga lo que se diga acerca de la igualdad, la idea de “listas cremallera” para referirse a la paridad electoral solo se le puede ocurrir a una mujer. Es lo que ha proclamado Ana Pontón a propósito de las bloqueiras, bajo la brumosa sombra ojos de Quintana ataviado de Espartaco, pretendiendo así acabar con anteriores situaciones en que las mujeres apenas alcanzaban a colocarse entre corchetes, abotonadas o simplemente atadas de pies y manos electorales o como mero velcro ornamental.
Todo un logro que perfila a esa otra la ley, escrita con rimel, que obliga a igualar el número de elegibles por géneros, aunque estará por ver cuántas mujeres capaces y eficientes han quedado en el camino cediendo su puesto a hombres en tales listas, todo sea por la causa, aunque no estemos seguros de cuál.
Así que nada más sugerente esta versión en urna de aquel “entre col y col…” tan enxebre, ese subliminal ronroneo de cremallera subiendo y bajando en la penumbra, de vestido de gasa, de botas eclosionando, de maleta al abrirse, de…¿urinario público? Bueno, pues también (¡aghh!)
Por eso puede que no les falte razón a aquellos que opinan que el BNG, más que programa, tiene ocurrencias, pero hay que reconocerles que se lo curran bien. Lo de la cremallera es tan vistoso y gráfico que no admite más explicación, y tremendamente eficaz cuando además se les coloca en la boca a algunos para que no entren moscas. Ni les saquen a otros la lengua.