
Si la prensa (gallega) está mediatizada, ¿quién la desmediatizará? El desmediatizador que la desmediatice, buen desmediatizador será…?
Porque esa mediatización de los medios de comunicación en Galicia existe, sí, así lo ha reconocido sin que le temblaran las linotipias el líder nacionalista Anxo Quintana al afirmar que en la próxima legislatura y si llega al poder, llevará a cabo lo que denomina un gran cambio en la manera en que actualmente se articulan las artríticas relaciones económicas de la Administración con los medios de comunicación privados. Se trataría de que la cuestión crematística se basara en criterios empresariales y no según lo que denomina sibilinamente mediatización de la información. O sea, que a día de hoy la mediatización es un hecho real y casi institucionalizado si los silogismos que aprendimos en Barrio Sésamo son correctos.
Este titular lo dijo, no como un anuncio por palabras o en la sección de clasificados, sino en un encuentro con miembros del Colegio Profesional de Xornalistas de Galicia, a los que pidió comprensión y adaptación para este cambio de criterio, al tiempo que anunciaba que las ayudas pasarían a otorgarse por el sistema de concurso y no directamente como viene haciéndose hasta ahora. Directamente pero con la complacencia pacífica de la mayor parte de los implicados en este reparto de este pastel de hojaldre monetario. Una proposición que no podrán rechazar…
Sin embargo, la poca gracia del asunto está en que todo esto lo dice como si acabara de llegar de Saturno en burra, como si no llevara ya cuatro años al frente de departamentos que han tenido la posibilidad de paliar ese déficit democraticoempresarial, y él ahora sólo se limitara a lavarse las manos manchadas de tinta periodicida. Porque es, además, el mismo partido nacionalista cuyos denominados criterios empresariales se basan en lo que llama “hacer país”, esa frase que le pone los ojos en blanco cada vez que la pronuncia, pues no en vano, o sí, hace apenas un mes se aprobaron las bases de ayudas y subvenciones a medios de comunicación escritos pero limitadas exclusivamente a aquellos que redactaran en gallego. Un criterio empresarial cuando con menos con poco criterio de realidad si a los datos oficiales nos remitimos.
¿Necesitan los medios de comunicación ayudas públicas? Aunque a veces nos preguntamos el porqué de tales medidas, tal vez la pregunta acertada sea el para qué. El discutido método de ayuda directa se basaba al menos en criterios objetivos, tirada, número estimados de lectores, etc., de manera que estará por ver cuáles serán las bases del concurso de méritos que anticipa si de hacer país se trata, méritos ante la administración que paga para, dijo, profundizar en la profesión de periodista (sic) y alcanzar una llamada estabilidad laboral. Habrá que temerse lo peor si la buena marcha de un periódico ya no se mide en la acogida de los lectores sino en criterios patriotas de la Administración. ¡Qué diría Espartaco, el de verdad, de todo esto!
Porque esa mediatización de los medios de comunicación en Galicia existe, sí, así lo ha reconocido sin que le temblaran las linotipias el líder nacionalista Anxo Quintana al afirmar que en la próxima legislatura y si llega al poder, llevará a cabo lo que denomina un gran cambio en la manera en que actualmente se articulan las artríticas relaciones económicas de la Administración con los medios de comunicación privados. Se trataría de que la cuestión crematística se basara en criterios empresariales y no según lo que denomina sibilinamente mediatización de la información. O sea, que a día de hoy la mediatización es un hecho real y casi institucionalizado si los silogismos que aprendimos en Barrio Sésamo son correctos.
Este titular lo dijo, no como un anuncio por palabras o en la sección de clasificados, sino en un encuentro con miembros del Colegio Profesional de Xornalistas de Galicia, a los que pidió comprensión y adaptación para este cambio de criterio, al tiempo que anunciaba que las ayudas pasarían a otorgarse por el sistema de concurso y no directamente como viene haciéndose hasta ahora. Directamente pero con la complacencia pacífica de la mayor parte de los implicados en este reparto de este pastel de hojaldre monetario. Una proposición que no podrán rechazar…
Sin embargo, la poca gracia del asunto está en que todo esto lo dice como si acabara de llegar de Saturno en burra, como si no llevara ya cuatro años al frente de departamentos que han tenido la posibilidad de paliar ese déficit democraticoempresarial, y él ahora sólo se limitara a lavarse las manos manchadas de tinta periodicida. Porque es, además, el mismo partido nacionalista cuyos denominados criterios empresariales se basan en lo que llama “hacer país”, esa frase que le pone los ojos en blanco cada vez que la pronuncia, pues no en vano, o sí, hace apenas un mes se aprobaron las bases de ayudas y subvenciones a medios de comunicación escritos pero limitadas exclusivamente a aquellos que redactaran en gallego. Un criterio empresarial cuando con menos con poco criterio de realidad si a los datos oficiales nos remitimos.
¿Necesitan los medios de comunicación ayudas públicas? Aunque a veces nos preguntamos el porqué de tales medidas, tal vez la pregunta acertada sea el para qué. El discutido método de ayuda directa se basaba al menos en criterios objetivos, tirada, número estimados de lectores, etc., de manera que estará por ver cuáles serán las bases del concurso de méritos que anticipa si de hacer país se trata, méritos ante la administración que paga para, dijo, profundizar en la profesión de periodista (sic) y alcanzar una llamada estabilidad laboral. Habrá que temerse lo peor si la buena marcha de un periódico ya no se mide en la acogida de los lectores sino en criterios patriotas de la Administración. ¡Qué diría Espartaco, el de verdad, de todo esto!
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