Álvarez-Santullano, El Hada Cutre

Cutre por decir que ni ella, ni nadie, tiene una varita mágica para solucionar la cosa del botellón. Lo habrá dicho, se supone, después de consultar a la tropa de magos que en estos días andan por Santiago con lo de la Semana Máxica, un decir, pero lo de invocar al ilusionismo para gobernar una ciudad queda un tanto Potter.
Y a falta de varita mágica nada mejor que palos de ciegos, con lo fácil que sería decir que no tiene ni puñetera idea de lo que hay que hacer y que desde la oposición le echen una mano, o desde su partido una patada. Pero nada de eso, que no se cansa de decir que la cosa va bien, el problema se va acotando y las medidas van dando sus frutos. Sí, frutos secos seguramente.
Habla la concejala del botellón como de un ser abisal, de un ente de colores, de unos señores de Júpiter que vienen a Santiago a pasar la noche, pero la lógica, más tozuda, nos hace pensar que ese hormiguero de esponjas tienen nombre, apellidos, domicilio, padres y vehículo. Claro, que también su pequeño derecho a votar y, querida Martita, eso parece pesar. Las últimas quejas llegan de estudiantes que no pueden empollar por las noches, esos tíos repelentes, que han ido a quejarse a los mandos de la Universidad y esta, claro, traslada el insomnio al Concello mientras vuelve el maestro armero de allá donde esté.
¿Y si tuviera ella que pagar de su bolsillo los daños en la ciudad? ¿Y si alguien la llevara a los tribunales…? A falta de varitas mágicas siempre le quedarán las porras policiales, piensan algunos.