Una de las primeras voces que se ha levantado frente al nuevo gobierno de Feijóo ha sido la de Ana Pontón. Al modo de los jueces en las salidas de cualquier carrera, nos alerta de que este ejecutivo que aún tiene el precio puesto no observa, sin embargo, la paridad en sus filas ya que hay un hombre más , o una mujer menos, o el diez por ciento en términos relativamente absolutos del total. Pontón es una política de niebla, a las que mejor acercarse con las manos por delante, así que prestando oídos a sus palabras dice que esta desigualdad, con ser legal, supone sin embargo un mensaje peligroso para la sociedad ya que para Feijóo, acaba por decir, el tema de la paridad es un asunto menor.
Ciertamente parece un mensaje peligroso y como tal hay que tomarlo ya que no bastará con ser mujer para que te fichen sino que además habrá que tener algo más, quién sabe, un poco de valía y esas cosas que van más allá de ser hormonas en la fe. Tal vez a Ana le pierda un tanto su furor juvenil pero, oiga, una crítica es una crítica y no hay que dejarla pasar que seguramente a alguien le habrá gustado escucharla y además es su trabajo. Juzgar por los ingredientes antes que por el resultado es desde luego una opción legítima pero no parece demasiado seria, especialmente si confundimos la causa con el efecto.
Eso sí, que la cosa no vaya más allá y acabemos por confundir una política paritaria con una de paritorio, eh.
Ciertamente parece un mensaje peligroso y como tal hay que tomarlo ya que no bastará con ser mujer para que te fichen sino que además habrá que tener algo más, quién sabe, un poco de valía y esas cosas que van más allá de ser hormonas en la fe. Tal vez a Ana le pierda un tanto su furor juvenil pero, oiga, una crítica es una crítica y no hay que dejarla pasar que seguramente a alguien le habrá gustado escucharla y además es su trabajo. Juzgar por los ingredientes antes que por el resultado es desde luego una opción legítima pero no parece demasiado seria, especialmente si confundimos la causa con el efecto.
Eso sí, que la cosa no vaya más allá y acabemos por confundir una política paritaria con una de paritorio, eh.
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