Salvo en el Parlamento de Galicia, lo de levantarse airados de la mesa antes de tiempo no es cosa que se pueda decir que esté bien vista, más bien tira a chungo. Dejar a los acompañantes con el bocado o la palabra en la boca, o abandonar una timba, especialmente cuando se va perdiendo, no son cosas que entren dentro de los llamados apuntes de buena etiqueta, pero si ‘Spain is diferent’ como se decía entonces, ‘Galicia is the milk’, que diríamos ahora. Con permiso de la cuota, claro está.
No deja sin embargo de parecer extraño que tras los episodios de las famosas sillas presidenciales comencemos ahora con lo de las mesas, porque así se empieza y al final acabamos con los juegos de cama. La cosa de levantarse, por lo que contaron, se debe a la actitud poco democrática de los actuales gobernantes hasta el punto, o puntazo, de que alguno calificó al Parlamento como un apéndice del ejecutivo. Pues de acuerdo (no sea que alguno se levante ahora de su mesa y deje de leer), al menos respecto de las llamadas ‘mesas sectoriales’ que son como las mesas camillas pero a lo bruto, pues no hay motivos para pensar que la realidad parlamentaria tuviera que cambiar con la llegada de un gobierno nuevo, a fin de cuentas así ha sido desde los caballeros de la mesa redonda hasta la actualidad, lo importante es la Ginebra.
Lo que no nos quedó claro es adónde se marcharon los levantiscos, pues unos aseguraron haberlos visto camino del monte y otros de la tasca, pero nada se sabe excepto que esta práctica de abandonar las mesas les va sobre ruedas, de prensa precisamente. Y siendo justos, si lo que se vaya a discutir en la mesa de turno no llevará a ningún lado, hay que comprender que los señores diputados pasen directamente a la comparecencia ante los medios y, oiga, así les queda todo el día por delante para seguir trabajando en lo suyo en lugar de perder el tiempo con lo nuestro. Optimizar salarios, se le llama a esto en el argot.
Así que tomen nota desde el gobierno y como medida de austeridad que larguen las sillas si van a estar levantándose a cada momento y que la próxima reunión sectorial que la hagan en la barra mientras suena en el hilo musical aquella canción infantil “…me pongo de pie, me vuelvo a sentar…”
No deja sin embargo de parecer extraño que tras los episodios de las famosas sillas presidenciales comencemos ahora con lo de las mesas, porque así se empieza y al final acabamos con los juegos de cama. La cosa de levantarse, por lo que contaron, se debe a la actitud poco democrática de los actuales gobernantes hasta el punto, o puntazo, de que alguno calificó al Parlamento como un apéndice del ejecutivo. Pues de acuerdo (no sea que alguno se levante ahora de su mesa y deje de leer), al menos respecto de las llamadas ‘mesas sectoriales’ que son como las mesas camillas pero a lo bruto, pues no hay motivos para pensar que la realidad parlamentaria tuviera que cambiar con la llegada de un gobierno nuevo, a fin de cuentas así ha sido desde los caballeros de la mesa redonda hasta la actualidad, lo importante es la Ginebra.
Lo que no nos quedó claro es adónde se marcharon los levantiscos, pues unos aseguraron haberlos visto camino del monte y otros de la tasca, pero nada se sabe excepto que esta práctica de abandonar las mesas les va sobre ruedas, de prensa precisamente. Y siendo justos, si lo que se vaya a discutir en la mesa de turno no llevará a ningún lado, hay que comprender que los señores diputados pasen directamente a la comparecencia ante los medios y, oiga, así les queda todo el día por delante para seguir trabajando en lo suyo en lugar de perder el tiempo con lo nuestro. Optimizar salarios, se le llama a esto en el argot.
Así que tomen nota desde el gobierno y como medida de austeridad que larguen las sillas si van a estar levantándose a cada momento y que la próxima reunión sectorial que la hagan en la barra mientras suena en el hilo musical aquella canción infantil “…me pongo de pie, me vuelvo a sentar…”
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