Adiós, Quintana, Adiós...

Se va Anxo Quintana. Apenas un momento para recoger el cuerpo presente que dejó en el Parlamento, y se va, por la puerta de atrás, puerta puesta al campo que, por si acaso, también se lleva, se va doblándose y plegándose como se doblan los cartones de embalar frigoríficos, se va a hacer las Américas porque si de patriota comunista no se sale, siempre se puede probar de capitalista empresario en los brasiles más cariocas porque la patria, bien entendida, comienza por uno mismo, y continua con los socios, se va y no sabemos si en yate, con su plaza por si los acasos de enfermero en el servicio público, que la misma escalera que sirve para subir puede ser útil para bajar, se va una de las caras más visibles y barbudas de esa penúltima falla de los errores antropológicos que son los nacionalismos más recalcitrantes por excluyentes de cualquiera de los colores, se va a hacer dinero, del patrio, que el patrio de su casa también es particular por más comunista que ondeen las banderas a media asta de toro, o buey de Allariz, se va como vino, con una mano delante y la otra también, se va cantando bajito como un Espartaco redivivo, se va por donde no ha venido, ilusionado de encontrar al fin su sitio, se va diciéndole a sus hermanos que, cansado de hacer el indio, se va a hacer el indiano.

Buen viaje.