Sabrás que la Luna llena ha vuelto, para llevarnos de las manos adonde nunca regresamos, la misma Luna que se empolva las mejillas para presumir de Ti, la misma Luna.
Sabrás que la Luna regresa por soleares y muñeiras para bañarse en el mar con la falda levantada, la misma Luna que es una cerradura en el cielo por la que vemos qué hay detrás, la misma en cuyo tronco de plata y suspiros tallamos nuestros nombres en blanco.
Sabrás que la Luna viene para arroparnos, para llenar de su luz los recovecos que no alcanzan nuestros dedos, es la misma Luna donde colgamos las camisas para que se sequen, la misma que se queda a dormir entre nosotros apoyando su cabeza en almohadas de nogales y carballos.
Y sabrás, en fin, que la Luna pasará a vernos para que veamos que vemos que nos ve, porque ella es así, para sembrar con su sombra la hierba y las cerezas que ya se piensan, la misma Luna de siempre en la que lavarnos las manos y los ojos y tus cabellos.
Vuelve la Luna para traernos aire nuevo, brisa pura que aún nadie ha respirado, sueños todavía envueltos en papel de regalarnos. Regresa para preguntar dónde estás que no estamos. Mírala y dime que no la ves…de noche, en estas noches en que nace esa flor tan efímera que apenas alcanza a vivir la eternidad de su paso. Y vuelve la Luna a llevarse su fragancia…
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