Por Sylvia Vaamonde
Ayer fue una de esas jornadas en
las que la juventud compostelana volvió a demostrar a la sociedad que no está
dormida, que sabe implicarse, que se moja y que, si la situación lo requiere, el día
menos pensado es capaz de amenazar con que puede llegar a demostrarlo. Solo
tendrían que plantearse el querer proponérselo.
Lo hicieron presuntamente los
presuntos vándalos que presuntamente protestaban por la detención de un
presunto terrorista, el que atesoraba tres bombas de nada, presuntos radicales
en cuyo descargo hay que decir que si bien prendieron fuego a contenedores,
estos ardieron solos.
Y lo hicieron, de una manera más
académica, las Xuventudes Socialistas de Santiago en una rueda de prensa que a
más de uno se le antojó más un flashmob que una comparecencia pública, cuestión
de perspectiva. Poco se esperaba del acto, es cierto, lo de siempre, a pesar de
que a su frente la hiperactiva Noemí Fernández, la gran capitana, candidata que lo fue
al Congreso de la mano de Caamaño, siempre tiene algo que aportar. Y vaya si lo
hizo: aportó originalidad, algo que en los tiempos que corren es cosa de gran
rareza. El caso es que a propósito de la Operación Pokémon pidieron la
dimisión, no ya de los implicados, como era de esperar, sino de todos los que
conformaban la lista que se presentó a las elecciones. Y hay que reconocer que
esta opción no se le había ocurrido a nadie, por lo que debemos felicitarles.
Eso sí, se lo pidieron a Núñez Feijóo y ahí la cosa cambia, como si intuyeran
el nulo caso que les van a hacer porque el Presidente, para estos menesteres,
no ha venido a Galicia. Como Rajoy. Todo digno del Libro Guiness, en efecto.
Con esta petición, que hay que aplaudir
aunque solo sea por novedosa, las Xuventudes se desmarcan de su partido, el de
los mayores, el que no sabe a qué carta quedarse porque a los carteros los
carga el diablo. Bravo pues por la iniciativa.
Mientras, dicen que en la sede
popular hay quien cuenta las imputaciones en el Concello como quien
celebraba los goles contra Malta ¡uno!, ¡dos! ¡tres!...... "¿No se acuerda, dijo
entonces alguien, cuando era un muerto de hambre y el partido, los mismos a los
que ahora desprecia, le hicieron ser alguien en esta ciudad? ¡Como para
confiar!"
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