Como existen relojes de arena o cuerda, existen de Natalia Penas, relojes de vientos con agujas de las de tejer el tiempo y los caminos por los que después volverá a crecer la hierba y el romero, agujas de ese tiempo forjadas al tojo vivo de quien esgrime un micrófono como quien aplica el fonendoscopio sobre el pecho de todo un país, caminos donde se encuentra ese aire que aún nadie ha respirado y los corazones auténticos que creen y palpitan cuando ser reportera es volver a hacer reencontrarse los momentos a través de unos ojos, los suyos, en los que querer empadronarse por ver que la actualidad es un horizonte infinito que comienza y acaba a sus pies que repueblan con las semillas de los buenos recuerdos las tierras del silencio y de sus ecos, es la memoria tan eterna mientras dura que descansa en colchón de plumilla, la palabra que vale más que mil imágenes de las mirar hasta borrársenos las huellas dactilares de las pupilas y en cuya melena, al decir de alguno, cada cabello posee certificado de autenticidad.
Esta Natalia es, en fin, el lugar en que siempre se está cuando cualquier rincón se convierte en un palacio donde los relojes de sol solo funcionan a su sombra.
Natalia Penas, periodista, reportera para TVG, con su presencia y un estilo propio se ha convertido en uno de los rostros más populares y seguidos de la cadena autonómmica.
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