Por Ana Ulla
A cualquier ciudadano de bien, e incluso de regular, le
agradará saber que la Plataforma de Galeras anuncia que seguirá investigando
las acciones de este gobierno en materia de urbanismo más allá de su rampa al
parking, sino hasta donde alcance la sospechosa sombra de la sospecha. Vamos, todo lo que haga María Pardo para
entendernos. Esta actitud, que está dando sus buenos frutos al haber conseguido
llevar asuntos ‘de los que se recela’ (La Voz dixit) ante la lupa de la
fiscalía, permitirá que puedan seguir apoyándola quienes fueron miembros de
anteriores gobiernos municipales, ya que la Plataforma se centrará en las
acciones de este, aunque es de suponer que continuarán haciéndolo incluso en el
improbable caso de que hubiese cambio de mandatarios en Raxoi. Sí, estamos
convencidos que la Plataforma seguirá siendo el azote de los malos gestores, el
apoliticismo galopante desplegado así lo augura.
Semejante amor por el odio hacia las cosas mal hechas no
deja sin embargo de mostrarnos una cara circense. Si cualquiera es capaz de
entender que semejante movimiento vecinal lo que hace es mostrar la inutilidad
de la clase política, ¿por qué acuden los partidos (¡) a fotografiarse con
ellos? Si cualquier ciudadano puede comprender que el fracaso de Psoe y BNG en
Compostela es, precisamente, la necesidad de esta Plataforma, su presencia en
cada acto sencillamente les hace un retrete de cuerpo entero (y complementos de
Vendex). Poco parece importarles, más allá de las resoluciones judiciales que
se dicten, el desgaste electoral que les está suponiendo, especialmente al
grupo socialista, el apoyo a esta Plataforma (la ciudadanía en general tiene
sus propias maneras de entender lo que se llaman irregularidades
administrativas), ellos van, miran al pajarito y paganas pascuas, a esperar a
La Voz. ¿No se dan cuenta que yendo no hacen sino confirmar su fracaso como
partidos y como políticos individualmente? El ciudadano es más voluble, más
pragmático ante estas cosas, sabe que no es lo mismo el Urbanismo que jugar a
las (diez mil) casitas vacías. O eso dicen los sondeos. El celo administrativo
no va tanto con ellos….
Contemplando a determinados políticos, no todos, en cada una de las concentraciones se tiene la
sensación de que han perdido la noción de la realidad, que la música celestial
de los aplausos, el furor de no perderse una, de ir cada vez que te llama un
amigo ‘porque tu presencia es muy importante para nosotros….de momento’, no va
con ellos. Será que se confunden demasiado los cantos de sirenas con las mismas
sirenas y con los propios cantos. Tengan ellos asesores para esto, parecen
pensar quienes pasan por allí.
Mientras, la vida sigue, y como en aquella serie de
televisión, parecemos estar escuchando que la justicia como ‘la fama cuesta, y
aquí es donde vais a tener que empezar a pagar’. Concretamente al final de cada
concentración, cuando se pasa la gorra, una “Democracia del Crowdfunding” para
que ‘todos’ salgan ganando. Cada uno lo suyo, claro, que eso es la justicia.
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