Por Ana Ulla
Desde siempre me han fascinado los políticos a quienes les
gusta, cada cierto tiempo, agarrar por banda a un grupo de niños, encerrarlos
con llave en una habitación y leerles un cuento. Es algo que resulta misterioso,
como un trauma infantil, quién sabe. O tal vez sea cierto aquello de que una
mentira, repetida cien veces, no se convierte en verdad sino en concejal de
Santiago, pues entonces se comprende que los cuentistas deban empezar cuanto
antes a fabular.
Algo así acaba de ocurrir con la cesárea de los montes de
Feijóo tras anunciar que bueno, que vale, que venga, que sí, y su me quedo pero
no me voy, meses de reflexión, dicen, escenificadas en una triste bomba de
palenque. El actual presidente gallego, en funciones de presidente en funciones
del presidente en funciones, ha
permitido con esta decisión que los suyos vuelvan a respirar al confirmar que
no será él, no de momento, el que le ponga la puntilla del estoque al “non
grato”, y eso en los tiempos que trotan es cosa que muchos le agradecerán.
Ahora, postulado, tiene por delante todo su pasado y lo que puede ser alcanzar un
gran reto o quedarse en un roto.
Cumplido ya dos mandatos, pues si Feijóo fuera un político
ético debiera haber abandonado el cargo y presentarse como presidente en otra
comunidad, como hacen los alcaldes que solo tienen una palabra (¡YO!), pero no
parece el caso, se presenta con la experiencia de haber vencido antes a los socialistas
cuando eran un partido y a En Marea cuando vivían de lo público chupando del
Bloque, pero ahora las cosas han cambiado. Los primeros se pelean entre ellos
para no ser ninguno el capitán que deba abandonar el último el barco, y los
otros con las cicatrices del bipartito interruptus que les hizo creer que todo
el orégano era Monte Pío. Claro es el ejemplo de la situación en Santiago,
donde buena parte del organigrama socialista muestra su apoyo expreso a
Compostela Aberta a cambio de que Noriega liquide al Psoe y se lo entregue para
hacer de su capa un sayón. Si esta tesitura se repite en el resto de Galicia,
fácil lo tendrá En Marea para cumplir la parte del alquiler de votantes que
suscribió con Podemos. Al menos mientras corra el tiempo y los ‘noreguianos’
puedan hacerse con el control de aquellos en la comunidad colocando al frente
al independiente que decidan, como tiene hecho entre la parte las filas
socialistas compostelanas enfrentadas a su dirección para ese trueque.
Lo cierto es que son los populares los únicos que ya cuentan
con candidato para las elecciones, a la espera de la zozobra del Psoe, y
aguardando la decisión de en Marea. Noriega ya ha adelantado sus intenciones,
pero ya sabemos lo que vale cuanto dice. Todo dependerá de la decisión de sus
bases, expectantes porque aquel les diga qué deben decidir. Hasta entonces la
precampaña ya ha comenzado por sexta vez este mes, y con la decisión de Feijóo
sus acólitos han lanzado las campanas al vuelo sin importarles a quiénes les
caerán después encima. Se trataba de tragar quina y ya lo han hecho, si han de
perder lo harán con honor, parece leerse entre líneas. Pues no falta quien
piensa que Noriega aguantará esta legislatura en blanco entre los almohadones
de Raxoi esperando su oportunidad por el miedo visceral que tiene a ser derrotado
si la inercia electoral de diciembre no se mantiene según sus cálculos. Perder
no entra en sus planes y sabe que el actual presidente aún es capaz de matar
moscas con el rabo, especialmente las que caen presas de patas en algún panal
de rica miel. Q!ue no todo vale en apicultura.
Ana Ulla: lampreasyboquerones@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario